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Contribuye con "Naturaleza y Racionalismo"

sábado, 28 de junio de 2008

¿Son Diez los Mandamientos?

Durante nuestra etapa de niñez, cuando asistimos a la educación inicial, nos enseñan que existen diez mandamientos de Dios los cuales debemos cumplir para ganar nuestra salvación. Esta educación continúa, en muchos casos hasta la vida adulta, dependiendo de si el colegio al que uno asiste es religioso o laico, e incluso de si la universidad en la que uno estudia está administrada por sacerdotes o no. Como factor adicional, pero no menos importante, se encuentra el hecho de si existen influencias religiosas familiares o amicales que calen en uno mismo.
Estos diez mandamientos son los que, según la historia contada en el libro bíblico del Éxodo, fueron entregados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí.
Los diez famosos mandamientos se pueden agrupar como sigue:

  • Los cuatro primeros se refieren a las alabanzas y sacrificios que los humanos están obligados a realizar en honor a Dios. Es decir, según la Biblia, el mismo Dios pide ser alabado y honrado constantemente, tomando para ello, un considerable 40% de su lista de mandamientos.

  • Del quinto al noveno mandamiento, la cosa es más razonable: Dios pide respetar y honrar a los padres y en adición no matar, ni robar, ni perjudicar a los demás. Este grupo de mandamientos, se puede calificar como razonable. Hasta aquí todo bien. Pero más adelante veremos que llevan algunas cosas ocultas.

  • El décimo mandamiento muestra de manera implícita el machismo y el carácter esclavista de la época y del Dios mostrado en la Biblia. Aquí se menciona no codiciar nada que sea “propiedad” del prójimo. Entre estas propiedades se cuentan a los animales, los bienes inmuebles, y lo más indignante y humillante: ¡la mujer del prójimo y los siervos! Evidentemente, al hacer esta aclaración se puede notar tres cosas: que los mandamientos están dirigidos a un grupo pequeño y no a todos los seres humanos, que los mandamientos están dirigidos exclusivamente a los hombres y no a las mujeres, y que Dios permitía e incentivaba la esclavitud.

Pero si examinamos más detalladamente la Biblia, nos percataremos de que no sólo existen diez mandamientos como todo el mundo piensa. Resulta que el Dios de la Biblia dictó más leyes; cientos de leyes más. Resulta que todo el libro del Éxodo está plagado de leyes que si todos los creyentes conocieran, los dejaría muy probablemente boquiabiertos y sin palabras ante las críticas a la Biblia. Todas son antihumanas y brutales, pero en este artículo examinaremos sólo dos grupos: las denominadas “Leyes sobre los esclavos” y las mal llamadas “Leyes Humanitarias”.

Leyes sobre los esclavos.
Este grupo de leyes se encuentra en Éxodo 21: 1-11. Considero conveniente, dada la probabilidad de que mucha gente desconozca estas leyes, citarlas textualmente a continuación.


  1. Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

  2. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

  3. Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos. Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

  4. Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal. Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

Primero que nada, al dictar leyes sobre los esclavos, el Dios bíblico es, admitidamente, esclavista y favorecedor de grupos reducidos de gente. Justo lo que se espera de un dios creado por élites para poder ejercer mejor su poder social, económico y político.
En este grupo de leyes, se permiten varias cosas totalmente inmorales como la compra y venta de personas como esclavos, el machismo imperante a lo largo de toda la Biblia, y la venta y humillación de las hijas propias.
Sólo pensemos en la barbarie e inmoralidad presente en estas pocas líneas bíblicas, por no decir, en toda la Biblia.

Leyes Humanitarias.
A continuación citaré estas leyes como muestra de más intolerancia, brutalidad y sumisión ante las autoridades. Todos estos, ingredientes presentes como una constante a lo largo de toda la Biblia.

  1. Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer. Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

  2. A la hechicera no dejarás que viva.

  3. Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

  4. El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

  5. Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

  6. A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

  7. Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

  8. Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

  9. No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

  10. No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar.

  11. Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

  12. Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

Como vemos, estas leyes no tienen nada de humanitarias. En la primera ley se muestra algo totalmente abominable: visos de violación y pago por daños posteriormente. Es decir, la voluntad de las mujeres no importaba un pepino.
En la segunda ley se evidencia la intolerancia religiosa y el asesinato sinsentido. En épocas anteriores, eran considerados hechiceros personas que actualmente sabemos que eran personas de ciencia, o personas que casualmente se encontraban en el lugar preciso y en el momento preciso en que sucedía algo negativo para la comunidad. Estas personas eran, automáticamente acusadas de hechiceros o brujos, y asesinadas por ello.
Luego, a manera de resumen, vemos vanidad, sumisión, esclavitud de pensamiento y mucho prejuicio e ignorancia. Todas estas características provenientes de un hipotético Dios infinitamente bueno e infinitamente sabio (supuestamente).

En fin, como podemos apreciar, no sólo los famosos diez mandamientos no son lo que la mayoría de personas piensa, sino que se contradicen en algunos aspectos con las demás leyes dadas por el Dios bíblico a su pueblo. Es decir, primero se prohíbe matar, pero luego se hacen excepciones. Es como decir “no mates a nadie, pero si alguien te hace algún mal, mátalo en nombre de Dios”.
No mentir o robar es algo que se menciona en los diez mandamientos, pero más adelante la cosa se entiende como “no robes ni mientas a los demás, pero si es en nombre de Dios y es a tus enemigos, hazlo”. De todos modos, la palabra prójimo no significa “todos los seres humanos”, como usualmente pensamos, sino que en la Biblia se refiere a las personas que conforman grupos pequeños, en este caso, el pueblo de Dios. Los que se encuentren fuera de este grupo ya no se consideran como prójimo, por lo que los mandamientos famosos quedan invalidados convenientemente.
Como vemos, todo esto es algo altamente contradictorio y que a la vez puede servir (en verdad, sirve) de justificación para los millones de asesinatos, robos, discriminación y daño cometidos en la actualidad y en el pasado por parte de personas individuales o de instituciones enteras.

Perspectivas del Ateísmo.

¿Hacia dónde apunta la manera en que los seres humanos ven y entienden el Mundo? ¿Cómo evolucionarán las ideas religiosas y el pensamiento ateo y racionalista?
Es obvio que desde siempre han existido personas ateas, ya que las explicaciones religiosas han sido, serán y son insuficientes cuando pensamos racional y escépticamente en cualquier cuestion que tenga que ver con nuestra naturaleza y el Universo en general. A pesar de esto, la gran mayoría de personas están y han estado en el gran grupo de los creyentes, debido principalmente al caracter altamente politizado de las diferentes iglesias. Sin embargo, en las últimas décadas, el ateismo ha experimentado una creciente aceptación y difusión en diversos medios, principalmente en los medios escritos (libros, revistas, etc).
Con todo esto, me parece que en algún futuro no muy lejano, las ideas religiosas y todo lo que ellas conllevan, van a ir decreciendo en popularidad y aceptación como respuesta a los fenomenos naturales y sociales, mientras que el ateismo se convertirá en una forma de pensar común y evidentemente razonable. Pero, dado el pensamiento humano y sus necesidades y temores, me parece que siempre existirán este tipo de ideas, aunque sea en algun grupo reducido, ya que siempre existirán personas que le teman mucho a la muerte o que deseen con fervor un castigo divino para "los malos".
El pensamiento religioso como un fenómeno social es (al menos en apariencia) casi inextinguible, a menos que todos y cada uno de nosotros, seres humanos, alcancemos (y me refiero a las generaciones siguientes) un grado de comprensión del mundo naturalista, como debe ser, y libre de prejuicios y fantasías religiosas que solo entorpecen nuestras vidas y nuestra breve estadía en la Tierra.

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Qué Sucede con el Mundo?

Hoy en la mañana, cuando iba de camino a la Universidad, me di cuenta que en el ómnibus en el que iba, habían sintonizado una radio de esas que te hablan de religión y de Dios. Como no me quedaba otra, y además, por curiosidad, me pasé todo el camino escuchando atentamente a lo que decía el locutor.
Hablaba de las cosas que suceden en el mundo y las penurias y peripecias por las que pasamos todos. Y decía que todo eso es “teológica y bíblicamente lógico”.
¡Pero por supuesto! Si en la Biblia Dios manda a vengarse de los enemigos, de amar al “prójimo” ―que en verdad se refiere a las personas del propio grupo― y de hacer lo que sea por Dios, incluso dar la vida si es necesario.
Algunas de estas cosas (argumentarán los creyentes), ya no son válidas, ya que Jesús vino para cambiar los mandatos que Dios tenía para los pueblos anteriores a él. Pero a mí lo único que me parece es que la gente se toma muy en serio esta serie de leyendas y mitos llamada Biblia.
Y sé que mucha gente dirá: ¿Y por qué se molestan en criticar a la Biblia, si nosotros (los creyentes) sólo hacemos las cosas que consideramos buenas de la Biblia? ¿Por qué los ateos piensan que el pensamiento religioso es negativo, si a mí me parece positivo?
Bueno, en este artículo responderé a estas preguntas y expondré mi punto de vista acerca de lo negativo y contraproducente de algunas ideas religiosas.
Lo que aparentemente es algo inofensivo, adquiere un matiz más oscuro al ver las muchas implicancias negativas que tiene con respecto a nuestra vida en general, desde el aspecto biológico y psicológico hasta el social y cultural.
Un ejemplo claro de las implicancias biológicas directas relacionadas al pensamiento religioso, es en cuanto al aspecto sexual. El sexo ha sido desde hace muchísimo tiempo uno de los mayores tabúes. Durante siglos, muchas mujeres han sido asesinadas por el simple hecho de no ser vírgenes, o de mostrar algunos centímetros de piel más de lo permitido por la sociedad. Si no, miremos a los países del Medio Oriente. Hasta hoy en día se estila en muchas regiones que las mujeres estén tapadas con velos y túnicas casi por completo, con excepción de la zona de los ojos y las manos. Y todo esto originado por las ideas religiosas de diversas culturas.
Y de lo anterior, también se desprenden daños y traumas psicológicos, como el hecho que muchas mujeres están convencidas de ser inferiores a los hombres, y de encontrarse subyugadas a los deseos y mandatos de estos. Otras implicancias psicológicas negativas tienen que ver con el famoso pecado original. Nos han enseñado que desde que nacemos (o incluso desde antes de nacer) ya tenemos una marca, una mancha de pecado; el pecado cometido por Adán y Eva. Primero que nada, habría que tener en claro que tanto Adán como Eva son personajes míticos, nunca existieron más que en las mentes de sus creadores y en las páginas de la literatura bíblica. Pero a pesar de esto, muchas personas sienten en verdad una culpa inflingida desde nuestros primeros días por la religión. Claro, si somos inducidos desde siempre a creer en semejante cosa, pues es lógico que psicológicamente nos sintamos siempre en inferioridad o en estado permanente de culpa; una culpa que no existe en lo absoluto. ¿Cómo podríamos ser culpables de algo que ni siquiera presenciamos? Sin embargo, esto es lo que nos enseña la religión.
Socialmente, el pensamiento religioso y lo que ello implica, también tiene consecuencias graves. Existen personas que se recluyen voluntariamente como sacrificio hacia Dios. Evidentemente existe un gran problema con ello, ya que desperdician su vida y su tiempo en una actividad que no les trae ningún beneficio, más bien, diría yo que tiene más perjuicio que beneficio. Muchas de estas personas dejan de comer, de hablar, o se privan de algunas cosas como lectura, televisión, paseos, etc. Pero existe una contradicción en estos actos. La moral existe porque vivimos en grupo, en sociedad. Una persona aislada es, por lo tanto, amoral. La moralidad es un conjunto de reglas autorreguladas y autorregulables que permiten que la vida de los individuos que viven en sociedad sea más grata. Pero, si estas personas que con recluirse buscan crecer mental y moralmente, pues no lo logran; todo lo contrario: lo único que logran es caer en un estado mental deprimido y convertirse en seres amorales. Otra implicancia más grave aún es el hecho de que muchas personas hacen el bien simplemente por temor al castigo divino o por ganarse un lugar en el cielo, como predican muchas religiones y como dice la Biblia misma. Esta situación no es de bondad verdadera, sino de egoísmo y conveniencia estratégica.
Y por último, hay que decir que durante todas nuestras vidas nos han contado muchas historias bíblicas, las cuales nos dan una idea de la historia universal profundamente errada. Por ejemplo, muchas personas piensan que el Diluvio Universal es un hecho histórico, o que el éxodo de Moisés lo fue. Pero cuando nos ponemos a estudiar la historia un poco más detenidamente, vemos que estos relatos que habíamos tomado antes como históricos, no son más que mitos encajados a la fuerza como hechos históricos. ¿Y por qué sucede esto? Pues por la religión.
Es como si ahora pensáramos que de verdad existió un minotauro en Grecia, o que en verdad Manco Cápac y mama Ocllo fundaron el Cuzco enterrando una estaca en el suelo, o que creyéramos que los dragones existieron en la Edad Media.
Es decir, las ideas religiosas logran únicamente que la ignorancia se expanda y generalice; que se convierta en una pandemia. Y no sólo estamos hablando de ignorancia, sino también de personas degradadas por la culpa del pecado original y eterno, de personas mermadas psicológicamente debido a diversos actos realizados en nombre de Dios, y lo más importante y grave: de personas egoístas que hacen el bien sólo por ganarse un pedacito de cielo, y no porque simplemente lo hagan porque lo consideran correcto.

viernes, 13 de junio de 2008

El Bien y el Mal.

Desde que nacemos, escuchamos y aprendemos diferentes términos que se convierten en cotidianos y cuyo uso se presta para diferentes situaciones. Dos de esos términos son el bien y el mal.
Normalmente utilizamos estas dos palabras como si tuvieran vida propia.
Para “el bien” existe una personificación muy difundida en el mundo: Dios. Por otro lado, “el mal” es personificado por Satanás.
¿Pero acaso estas dos palabras quieren decir en verdad que existe una polarización notable y real plasmada en dos personajes contrarios como lo son Dios y Satanás?
Usualmente si algo bueno sucede o consideramos alguna acción como digna de ser calificada como buena, automáticamente es atribuida a Dios. Y lo mismo para la asociación del mal con Satanás. Pero esto no constituye más que una abstracción necesaria para muchos en el sentido que permite separar unas acciones de otras.
El problema es que cuando se agrupan los conceptos mediante sistemas artificiales y, en este caso, muy subjetivos, se corre el riesgo de sesgar los diferentes hechos naturales y sociales, logrando únicamente una peligrosa confusión.
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano fue creando gradualmente seres imaginarios que, en una etapa inicial, representaban a la naturaleza misma, y posteriormente otros seres que cubrían necesidades y aplacaban temores. Con esto, fueron atribuyéndose poco a poco características y comportamientos humanos a estos seres.
En una tercera etapa, estos seres fueron utilizados para manejar grandes masas de gente, es decir, con fines políticos y de poder.
Pero, evidentemente, cada nueva etapa mantuvo casi intactas las características de las etapas anteriores, y esto se hace evidente cuando vemos cuál es el concepto de Dios o Satanás en la actualidad: seres que de maneras distintas pero complementarias, han sido y son utilizados para mantener un orden general entre las naciones y en los círculos sociales reducidos; seres que dan consuelo o proveen castigo eterno; seres que representan aún a la naturaleza misma, ya que pueden ser encontrados y asociados con cualquier cosa o ser vivo existente en nuestro planeta. Pero, como Dios es el que representa el bien, tenía que existir una contraparte: Satanás.
Y este patrón lo podemos ver en diferentes culturas a lo largo de la historia humana. Cada cultura representa el bien en uno o más dioses y el mal en otros tantos.
Ahora, el concepto religioso del bien y el mal es absoluto, es decir, tajante y con fronteras muy delimitadas. Y es este el gran problema.
El concepto religioso define el bien como las cosas que ha mandado Dios que hagamos, y el mal como las que no. Todo esto se basa principalmente en libros como la Biblia, el Corán y otros.
Claro, decir que amar a los padres es bueno, es algo que nadie puede negar. Y lo dice en la Biblia. Pero, aprobar la esclavitud o la venganza es algo que se considera universalmente como algo malo. Sin embargo, el Dios de la Biblia ordena estas dos cosas.
Como podemos ver, la concepción religiosa del bien y el mal es muy subjetiva y altamente contradictoria.
Por otro lado, el bien y el mal se pueden analizar mejor desde un punto de vista de que la moral es un producto de la evolución del comportamiento humano: normas consensuadas que permiten un mayor beneficio y menor perjuicio a cada individuo que vive en una sociedad dada.
El bien y el mal son conceptos relativos y percibidos como tales (es decir, como bien o como mal) según la óptica de cada grupo cultural o social.
Si una persona hace daño a otra está mal, porque consensualmente ha sido determinado así, pero no quiere decir en lo absoluto que dicha persona ha sido movida por algún ente maligno portador de todo el mal existente.
El bien y el mal no son algo palpable ni algo que exista como tal. Son sólo conceptos relativos y que solo tienen sentido bajo el razonamiento humano. Son abstracciones creadas para clasificar formas de comportamiento o causas de este. Son conceptos tan relativos como el frío o el calor, o lo claro o lo oscuro.
Lo que debemos dejar de hacer es pensar que el que hace el bien está guiado por algún ente portador de todo el bien del mundo, y el que hace el mal lo está por algún ente portador de todo el mal. Esta actitud sólo genera odios, discriminación y más ignorancia de la que ya existe en este mundo.

domingo, 1 de junio de 2008

La Relación entre la Naturaleza y lo Divino

De los tres artículos anteriores: La Evolución del Flagelo, La Evolución del Ojo y La Evolución del VIH, se pueden sacar alguna conclusiones respecto a la relación existente entre la naturaleza y lo que se conoce como divino.
En cuanto al origen de la estructura flagelar en bacterias, es evidente que los mecanismos evolutivos son capaces de ir construyendo estructuras cada vez más complejas y abriendo paso a nuevas estructuras con diferentes funcionalidades y beneficios biológicos.

Lo mismo se puede decir en el caso de la evolución de las estructuras oculares en animales.

En el caso del VIH, queda demostrado que el mecanismo de selección natural genera una selectividad diferencial en una población dada, generando así cambio en las frecuencias alélicas de las generaciones siguientes con respecto a la generación original o de referencia. Debido a esta selectividad diferencial es que las poblaciones van cambiando con el tiempo, dando paso a nuevas formas que van siendo seleccionadas y que a su vez, van generando variabilidad en las nuevas poblaciones.

Entonces, como conclusión, puedo decir que cualquiera de estos ejemplos, corresponden a mecanismos naturales y que evidentemente se generan como efecto de selecciones diferenciales, las cuales favorecen a los que se adaptan a las condiciones reinantes en un momento dado, y desfavorecen a los que no lo logran.

Esto implica que hay exito y fracaso dentro de las poblaciones, lo cual es algo totamente incompatible con la idea de lo divino, pero que se da en la naturaleza de esa forma.

Es evidente que si existiera un Dios Creador, hubiera hecho seres perfectos, pero en la naturaleza no existe la perfección, sino la eficacia biológica que se mide de acuerdo a las condiciones del ambiente y a otros factores. Por ejemplo, la existencia de un virus tan mortal y dificil de erradicar, como el VIH, evidencia la inexistencia de una creación perfecta e incluso la ausencia de un Dios Creador infinitamente bueno y generoso. ¿Qué creador crearía algo que merme su propia creación? Evidentemente uno inteligente no. Pero si no fuera inteligente, ya ni siquiera sería un dios.

La naturaleza es maravillosa. Sí.

Pero no es perfecta en lo absoluto. Y quizás eso es lo que la hace maravillosa: una naturaleza dinámica y que responde a la suma de muchos factores entrelazados entre sí y que generan la gran complejidad que llamamos vida. Nuestra vida y la de todas las especies que han existido, existen y existirán.

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