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lunes, 15 de junio de 2009

¿Emisiones Religiosas?

Las privaciones, en especial, las privaciones sensoriales parecen ser requisito indispensable de la mayoría de las religiones en el mundo.
Y la campeona en este aspecto resulta ser, tomando en cuenta a los cristianos, la Iglesia Católica. La iglesia católica es la denominación cristiana que más prohíbe a sus propios trabajadores, es decir, sacerdotes y monjas, muchos placeres mundanos (esto es, en teoría, porque en la práctica, las cosas son muy diferentes). Entre las privaciones sensoriales más notables está la referida al aspecto sexual: ni sacerdotes ni monjas pueden tener relaciones sexuales ni masturbarse.
Ambas cosas son muy mal vistas por las autoridades católicas. Además, este pensamiento se ve respaldado por uno de los padres de la Iglesia Católica, San Pablo:

En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido… Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.”

1 Corintios 7, 1-9.

Hablemos de los sacerdotes, ya que, como bien se sabe, por razones biológicas y evolutivas, los hombres y las mujeres difieren, entre otras cosas, en los apetitos sexuales y en los factores que lo desencadenan. Las mujeres tienen un mayor control sobre su sexualidad y sobre sus apetitos sexuales, además de que necesita de estímulos totalmente diferentes a los del hombre para “entrar en calor”. Por su parte, el hombre es más sensible en cuanto a las cosas que lo estimulan sexualmente. Mientras que la mujer necesita, por lo general, toda una atmósfera de romanticismo y algo de contacto corporal, el hombre se estimula fuertemente de manera visual y no necesariamente requiere de una atmósfera romántica para excitarse. Esta diferencia tiene una perfecta explicación en términos evolutivos, aunque no entraré en más detalles al respecto por ahora.
El hecho de que un sacerdote tenga que mantenerse casto de por vida sin siquiera poder masturbarse para aliviar su, de por sí, insano voto, es un atentado contra su propia fisiología y salud mental. Pero, ¿eso qué importa si se tiene en mente una vida posterior perfecta y eterna?
Lo que me pregunto yo es que, de cumplir todos los sacerdotes sus votos de castidad y de no masturbarse, entonces ¿no deberían utilizar ellos algún implemento o dispositivo desechable que permita contener el semen expulsado de manera natural?
Me explico. Un hombre que tiene relaciones sexuales periódicamente, expulsará una cantidad determinada de semen como producto de dicho contacto sexual. Si el mismo hombre dejara de tener relaciones sexuales, entonces el semen producido tendrá que salir de algún modo tarde o temprano. Si bien es cierto que una parte se reabsorbe de no haber eyaculaciones, también lo es el hecho de que se presentarán las famosas “poluciones nocturnas”.
Ahora, si un hombre hace un voto de castidad, en el que se le está prohibido tener relaciones y masturbarse, entonces es lógico y esperable que estas poluciones se presenten con relativa frecuencia. Sin embargo, no creo que exista ningún dispositivo desechable que sirva de colector de emisiones de semen, como el que mencioné anteriormente. Y digo esto porque sería muy improbable esperar que los sacerdotes estén dispuestos a limpiar cada cierto número de días, sus sábanas y sus ropas de dormir a causa de este inconveniente. ¡Algo se tiene que hacer al respecto!
Lo que sí es más probable, es que, como mínimo, los sacerdotes recurran a la masturbación como medio para aplacar sus, peligrosamente cohibidos, deseos sexuales. Y si la masturbación no es suficiente para tal objetivo, entonces se darán casos (existentes y documentados en todo el planeta) de affairs entre sacerdotes y monjas, sacerdotes y mujeres asistentes a su parroquia, o lo que es peor, los casos de violaciones a menores estarán a la orden del día.
Y es que todo está muy claro: la regla del voto de castidad, impuesta por la Iglesia Católica a todo aquel que quiera pertenecer a ella como servidor permanente, es absolutamente antinatural y peligrosamente insana. No puede resultar nada bueno de tal norma. A este respecto, otras denominaciones cristianas manejan mejor este tema, otorgando libertad a sus pastores (a veces exhortándolos) para que se casen y tengan hijos.
Por esto, no es curioso que las mayores tasas de violaciones y abuso sexual a menores se encuentren en el seno de la Iglesia Católica. Es un lamentable y despreciable subproducto de tal doctrina.
Creo que la moraleja es bastante obvia. Una norma prohibitiva e inhibitoria tan tajante como la anterior, y que esté referida a cuestiones biológicas, no puede ser más que perjudicial y cruel. Ya sea que se prohíba el consumo de alimentos, que se inhiban las aspiraciones materiales normales de una persona, o que se prohíba el correcto goce sexual, constituye un acto irracional que no analiza las consecuencias finales que se derivarán de este tipo de prohibiciones. Las privaciones sensoriales de cualquier tipo, llevadas al extremo, son altamente perjudiciales para la persona que las sufre o, incluso para el entorno de dicha persona. Y una muestra lamentable de esto, son los millones de casos de abuso sexual perpetrado por sacerdotes en todo el mundo y a lo largo de toda la historia del catolicismo.

miércoles, 10 de junio de 2009

Los Estrechos Límites de la Vida

¿Qué es la vida? A pesar de que la definición del concepto de vida no está aún bien establecida, en términos generales se podría decir que la vida es la cualidad de una unidad genética organizada para realizar metabolismo, reproducirse y evolucionar.
El ser humano es un animal de costumbres, y como tal, se podría decir que estamos acostumbrados, desde que nacemos, a ver vida a nuestro alrededor; sin embargo, y a pesar de ello, somos usualmente inconscientes de esta peculiar situación.
La vida es un fenómeno raro. Basta con observar el universo que nos rodea para darnos con la sorpresa de que, al menos hasta donde alcanzan nuestros más potentes telescopios y sondas, somos el único planeta existente que alberga seres vivos. Indudablemente, esta observación nos lleva a “elevar nuestras consciencias” y analizar la situación de manera más panorámica.
El ser humano es, de por sí, autoconsciente; esto es, consciente de su existencia, de las consecuencias de sus acciones, consciente del pasado, el presente y el futuro, entre otras cosas. Y como tal, es justo y necesario que seamos conscientes también de todas las condiciones (algunas muy improbables) para que esta extraña y estadísticamente anormal cualidad llamada vida pueda ocurrir.
Tengamos en cuenta, por mencionar algunas de estas condiciones especiales, la temperatura, presión, y concentración de gases atmosféricos.
La temperatura promedio en la superficie de los planetas más cercanos a la Tierra, es decir, Venus y Marte, es de unos 480 y -53ºC, respectivamente, mientras que las presiones se encuentran en el orden de las 90 atm en el caso de Venus y alrededor de 4.58 torr (0.006 atm) en el caso de Marte. Ahora comparemos estos valores con la temperatura y presión mucho más moderadas de la Tierra: unos 15ºC y 1 atm. Esto nos hace ver que la Tierra está situada en una posición estratégica dentro del sistema solar. De todos modos habría que tener en cuenta el hecho de que esta particular situación está influida, en parte, por los mismos seres vivos. Sin embargo, en réplica a lo que muchos podrían argumentar, estas características únicas de la Tierra no se deben a una inteligencia superior, sino que, de todos los planetas del sistema solar, el más apto para que se originara vida (por muchas razones) fue, precisamente, el planeta Tierra. Todo es cuestión de perspectiva, ya que es natural ver las cosas desde el momento preciso en el cual estamos situados y pensar que toda la evolución ha estado dirigida hacia el ser humano; aunque, por el contrario, lo que deberíamos hacer es, más bien, ampliar nuestro panorama y analizar el proceso evolutivo paso a paso, desde el comienzo. Pretender hacerlo al revés sería como querer resolver un problema matemático partiendo desde la respuesta: de haber un error, este sería imperceptible, ya que estaríamos condicionados psicológicamente a concentrarnos en el fin y no en el proceso.
Ahora volvamos al tema central del artículo.
La concentración de gases importantes como el dióxido de carbono y el oxígeno en las atmósferas de Venus y Marte es de 98% y menos de 0.1%, y 95% y 0.13%, respectivamente. En la Tierra, en cambio, existe un 0.03% de dióxido de carbono atmosférico y un 21% de oxígeno, siendo el nitrógeno el mayor constituyente de la atmósfera (78%). Este nitrógeno proviene en gran parte de los procesos biológicos ocurridos en nuestro planeta.
Las razones por las cuales esto es así (excluyendo de momento a la acción biogénica sobre la composición atmosférica) son múltiples. Por ejemplo, la posición relativa de la Tierra con respecto al Sol hace que la energía radiante que llega a la superficie terrestre sea óptima para el desarrollo de vida (alrededor de 1368 watts/m2). También es importante el porcentaje de dióxido de carbono atmosférico, que permite un ligero efecto invernadero, suficiente como para mantener una temperatura promedio de 15ºC óptima para el desarrollo de vida (de ser menor esta concentración, la temperatura promedio sería de -20ºC). Si el porcentaje de dióxido de carbono fuera mayor, el efecto invernadero se incrementaría hasta elevar la temperatura notablemente, haciendo imposible el desarrollo de cualquier ser vivo (como es el caso de Venus).
Además de esto, las condiciones de presión y temperatura de la Tierra son cruciales para que puedan existir compuestos esenciales para la vida, como el agua y el dióxido de carbono, en sus estados precisos.
Para entender mejor esto, es necesario analizar brevemente los diagramas de fases de estos compuestos. Un diagrama de fases es aquel en el que se resumen las condiciones en las que existen equilibrios entre los diferentes estados de la materia para un compuesto particular.

De arriba a abajo: diagramas de fases del agua, dióxido de carbono y oxígeno, respectivamente.






En el gráfico del agua podemos apreciar que por debajo de 4.58 torr (=mmHg), el agua no puede existir en estado líquido. La presión en Marte es cercana a este valor de 4.58 torr (0.006 atm), por lo que encontrar agua líquida en Marte debe ser una tarea muy difícil. Lo mismo podemos decir de la temperatura, ya que por debajo de 4.58 torr y 0.0098 ºC, el agua se encontrará únicamente en estado sólido, es decir, en forma de hielo. Recordemos que, la temperatura media marciana aproximada es de -53ºC. De hecho, en Marte existe agua precisamente en estado sólido. En el caso de Venus, el agua estará destinada a existir únicamente en estado gaseoso, sin posibilidad de pasar a los otros dos estados. Como conclusión preliminar queda evidenciado que el agua líquida, necesaria para el metabolismo de cualquier ser vivo, se encuentra exclusivamente en la Tierra.
Ahora, veamos el gráfico del dióxido de carbono. En Marte existirá únicamente en estado gaseoso, al igual que en la Tierra, pero en Venus el dióxido de carbono se encontrará exclusivamente en su estado de fluido supercrítico, un estado especial de la materia con características intermedias entre un líquido y un gas. Con respecto al dióxido de carbono entonces, en la Tierra y en Marte se encuentra en estado gaseoso, que es la forma en la que los organismos vivos lo utilizan para sus metabolismos.
Y por último analicemos el gráfico del oxígeno. En Marte, se puede encontrar únicamente en estado gaseoso, mientras que en Venus en forma de fluido supercrítico. Conclusión: en Marte y en la Tierra, el oxígeno se puede encontrar como gas, que es la forma metabolizable en los seres vivos, mientras que en Venus no.
De esta forma, podemos obtener una matriz en la que podemos apreciar mejor estas características.



Como podemos apreciar, Las condiciones idóneas para que exista vida se encuentran únicamente en la Tierra. Marte presenta características interesantes, como el hecho de poseer condiciones para que el dióxido de carbono y el oxígeno existan en estado gaseoso, al igual que en la Tierra. Sin embargo, el problema de Marte es con el agua.
De todo lo anterior, se puede decir que los primeros seres vivos encontraron algunas condiciones favorables para su supervivencia en la Tierra, y a partir de ahí se empezó a dar un proceso de retroalimentación en dos vías, en el que tanto las condiciones climáticas y la existencia de los seres vivos son interdependientes. Este proceso persiste hasta la actualidad y persistirá mientras exista vida en la Tierra.
Finalmente, tengo que decir que este breve análisis de las condiciones fisicoquímicas necesarias para la vida, nos muestra que somos prácticamente una improbabilidad en el mundo natural. Sin embargo, aquí estamos, analizando nuestra improbable y maravillosa existencia, así como la de los demás seres con los que compartimos nuestro hogar: la Tierra.

PD: los gráficos han sido obtenidos de la web, sin embargo, la tabla es de autoría personal.
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