Estos diez mandamientos son los que, según la historia contada en el libro bíblico del Éxodo, fueron entregados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí.
Los diez famosos mandamientos se pueden agrupar como sigue:
- Los cuatro primeros se refieren a las alabanzas y sacrificios que los humanos están obligados a realizar en honor a Dios. Es decir, según la Biblia, el mismo Dios pide ser alabado y honrado constantemente, tomando para ello, un considerable 40% de su lista de mandamientos.
- Del quinto al noveno mandamiento, la cosa es más razonable: Dios pide respetar y honrar a los padres y en adición no matar, ni robar, ni perjudicar a los demás. Este grupo de mandamientos, se puede calificar como razonable. Hasta aquí todo bien. Pero más adelante veremos que llevan algunas cosas ocultas.
- El décimo mandamiento muestra de manera implícita el machismo y el carácter esclavista de la época y del Dios mostrado en la Biblia. Aquí se menciona no codiciar nada que sea “propiedad” del prójimo. Entre estas propiedades se cuentan a los animales, los bienes inmuebles, y lo más indignante y humillante: ¡la mujer del prójimo y los siervos! Evidentemente, al hacer esta aclaración se puede notar tres cosas: que los mandamientos están dirigidos a un grupo pequeño y no a todos los seres humanos, que los mandamientos están dirigidos exclusivamente a los hombres y no a las mujeres, y que Dios permitía e incentivaba la esclavitud.
Pero si examinamos más detalladamente la Biblia, nos percataremos de que no sólo existen diez mandamientos como todo el mundo piensa. Resulta que el Dios de la Biblia dictó más leyes; cientos de leyes más. Resulta que todo el libro del Éxodo está plagado de leyes que si todos los creyentes conocieran, los dejaría muy probablemente boquiabiertos y sin palabras ante las críticas a la Biblia. Todas son antihumanas y brutales, pero en este artículo examinaremos sólo dos grupos: las denominadas “Leyes sobre los esclavos” y las mal llamadas “Leyes Humanitarias”.
Leyes sobre los esclavos.
Este grupo de leyes se encuentra en Éxodo 21: 1-11. Considero conveniente, dada la probabilidad de que mucha gente desconozca estas leyes, citarlas textualmente a continuación.
- Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.
- Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.
- Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos. Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.
- Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal. Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.
Primero que nada, al dictar leyes sobre los esclavos, el Dios bíblico es, admitidamente, esclavista y favorecedor de grupos reducidos de gente. Justo lo que se espera de un dios creado por élites para poder ejercer mejor su poder social, económico y político.
En este grupo de leyes, se permiten varias cosas totalmente inmorales como la compra y venta de personas como esclavos, el machismo imperante a lo largo de toda la Biblia, y la venta y humillación de las hijas propias.
Sólo pensemos en la barbarie e inmoralidad presente en estas pocas líneas bíblicas, por no decir, en toda la Biblia.
Leyes Humanitarias.
A continuación citaré estas leyes como muestra de más intolerancia, brutalidad y sumisión ante las autoridades. Todos estos, ingredientes presentes como una constante a lo largo de toda la Biblia.
- Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer. Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.
- A la hechicera no dejarás que viva.
- Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.
- El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.
- Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
- A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.
- Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.
- Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.
- No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
- No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar.
- Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.
- Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.
Como vemos, estas leyes no tienen nada de humanitarias. En la primera ley se muestra algo totalmente abominable: visos de violación y pago por daños posteriormente. Es decir, la voluntad de las mujeres no importaba un pepino.
En la segunda ley se evidencia la intolerancia religiosa y el asesinato sinsentido. En épocas anteriores, eran considerados hechiceros personas que actualmente sabemos que eran personas de ciencia, o personas que casualmente se encontraban en el lugar preciso y en el momento preciso en que sucedía algo negativo para la comunidad. Estas personas eran, automáticamente acusadas de hechiceros o brujos, y asesinadas por ello.
Luego, a manera de resumen, vemos vanidad, sumisión, esclavitud de pensamiento y mucho prejuicio e ignorancia. Todas estas características provenientes de un hipotético Dios infinitamente bueno e infinitamente sabio (supuestamente).
En fin, como podemos apreciar, no sólo los famosos diez mandamientos no son lo que la mayoría de personas piensa, sino que se contradicen en algunos aspectos con las demás leyes dadas por el Dios bíblico a su pueblo. Es decir, primero se prohíbe matar, pero luego se hacen excepciones. Es como decir “no mates a nadie, pero si alguien te hace algún mal, mátalo en nombre de Dios”.
No mentir o robar es algo que se menciona en los diez mandamientos, pero más adelante la cosa se entiende como “no robes ni mientas a los demás, pero si es en nombre de Dios y es a tus enemigos, hazlo”. De todos modos, la palabra prójimo no significa “todos los seres humanos”, como usualmente pensamos, sino que en la Biblia se refiere a las personas que conforman grupos pequeños, en este caso, el pueblo de Dios. Los que se encuentren fuera de este grupo ya no se consideran como prójimo, por lo que los mandamientos famosos quedan invalidados convenientemente.
Como vemos, todo esto es algo altamente contradictorio y que a la vez puede servir (en verdad, sirve) de justificación para los millones de asesinatos, robos, discriminación y daño cometidos en la actualidad y en el pasado por parte de personas individuales o de instituciones enteras.