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jueves, 4 de diciembre de 2008

La Biología de la Homosexualidad. Parte II

Como complemento a mi artículo titulado La Biología de la Homosexualidad, escrito y publicado en el mes de Julio, creí pertinente elaborar una segunda parte complementaria.
Es de conocimiento general que existen diversos comportamientos en cualquier especie animal. Si uno presta atención, hay toda una gama muy amplia, que tiene muchísimos tonos y matices de un individuo a otro dentro de una población o una especie animal. Sabemos que los sexos son dos: macho y hembra. Sin embargo, es evidente que existe toda una gama de comportamientos intermedios, los cuales pueden ser catalogados como homosexuales (si la divergencia entre el sexo morfológico y funcional y el sexo comportamental es alta) y quizás algunos que puedan ser catalogados como bisexuales e incluso individuos aparentemente heterosexuales (si la divergencia entre el sexo morfológico y funcional y el sexo comportamental es moderada o baja). En la naturaleza existen intervalos o rangos de diversas posiciones o estadios, en lo que respecta a muchísimos fenómenos. Si bien lo más frecuente es encontrar individuos, ya sean machos o hembras en cuanto al comportamiento, también será posible encontrar (aunque con una tasa mucho más baja) individuos homosexuales. Obviamente, como cualquier sistema continuo, habrán límites difusos difíciles de catalogar. En muchas especies animales actuales se pueden apreciar estos comportamientos, así como también puede verse la copulación sin fines reproductivos (delfines, bonobos, gacelas, etc). La idea clásica de que la reproducción sirve exclusivamente a la reproducción, no es tan verdadera como se ha pensado durante siglos. Lo mismo sucede con respecto al comportamiento sexual. Lo que sucede, es que muchos estudios al respecto han sido vetados e incluso casi ignorados por una parte de la comunidad científica (mas precisamente por ciertas personas que por algún motivo, consideraban peligrosa la difusión de estas ideas, sobretodo debido a la posible reacción por parte de los medios y de la sociedad en general).
Un ejemplo análogo podemos verlo en la clasificación de los colores. Solemos referirnos al amarillo, al rojo, o al verde, cuando en realidad lo que existe es una amplia gama de tonalidades que pueden catalogarse como "verde", o "rojo" o "amarillo", o "azul"....
Por lo general, el ser humano tiende a clasificar y a resaltar lo notorio, obviando quizás toda esa diversidad intermedia: la continuidad existente en cualquier sistema natural.
Lo mismo sucede con el comportamiento animal en general, y más aun cuando se trata de temas tan delicados e importantes como la sexualidad humana. Como ya he manifestado, no solo el humano experimenta comportamientos homosexuales, sino que otras especies también lo hacen.
Y un componente adicional y muy poderoso que ha contribuido a ver este tema como tabú es la religión: la religión, siempre ha estigmatizado muchas cosas: la homosexualidad (y el sexo en general), el librepensamiento, la capacidad de crítica, la curiosidad, etc. Y hemos sido formados (o adoctrinados, que es el término mas adecuado) para ver el mundo de esta forma.
Yo creo que solo estudiando bien la naturaleza (mediante la ciencia) podremos abrir los ojos más y mejor cada día y entender a las demás personas y a nosotros mismos, así como a nuestro mundo en general. Insisto siempre en este último punto porque me parece muy importante para el desarrollo de nuestra sociedad y de nosotros como humanos y como parte de este planeta.

1 comentario:

Luis Arbaiza dijo...

Una vez mas discrepo contigo:

Dices que hay sexos son dos: macho y hembra. Sin embargo, es evidente que existe toda una gama de comportamientos intermedios, pero el ser macho o hembra no es un asunto de comportamientos sino anatomico.
Los homosexuales son anatómicamente iguales a los heterosexuales.
Lucho Arbaiza

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