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sábado, 12 de julio de 2008

Efecto Fundador y Cuellos de Botella en la Evolución.

El efecto fundador es un concepto acuñado por el célebre Ernst Mayr para referirse a aquellas poblaciones que han sido originadas por unos pocos individuos para luego alcanzar un gran número. Estos casos son muy comunes en varias islas oceánicas colonizadas por algunas poblaciones divergentes que constituían una pequeñísima parte de una población más grande. Debido a que las poblaciones colonizadoras tienen más probabilidad de presentar frecuencias génicas diferentes entre individuos, la deriva génica es mayor a medida que la población va creciendo. Esto produce una disminución considerable de la variabilidad genética dentro de la población.
Una cuestión que se cumple en las diferentes poblaciones biológicas es que, en una población grande la deriva génica es mucho menor que en una población pequeña. Por lo tanto, en una población grande la variabilidad genética va a ser alta, mientras que en una población pequeña, la variabilidad será muy baja.
Un fenómeno muy similar, pero causado por cuestiones muy diferentes es el llamado cuello de botella. Un cuello de botella ocurre, por lo general, cuando una población queda al borde de la extinción u y luego se recupera. Este es el caso de los guepardos (Acynonyx jubatus), los cuales en tiempos pasados quedaron al borde de la extinción total, pero que lograron sobreponerse en cierta medida. Debido a que el número de sobrevivientes fue muy pequeño, del orden de unos pocos cientos o miles, las poblaciones actuales de guepardos presentan tasas endogámicas muy altas, y de paso, corren un doble riesgo: la alta incidencia de expresión de alelos recesivos, lo cual podría traer consigo un incremento en patologías y otros males para la especie; y por otro lado, la alta dependencia de las poblaciones de sus presas potenciales: las gacelas. Como son animales especializados, en caso de que sus presas se extingan, no tendrán la capacidad de adaptarse con rapidez y efectividad a la nueva situación, por lo que corren el gran riesgo de extinguirse en su estado salvaje.
En el caso de las poblaciones humanas, se ha hablado siempre de historias como las de Adán y Eva, y similares, de acuerdo a las diferentes culturas que han existido. Estos relatos son, evidentemente, sólo mitos y leyendas, que nada tienen que ver con la naturaleza en sí.
Sin embargo, hay algo de cierto en estas historias. Una población sí puede originarse a partir de unos pocos individuos (incluso dos) y sobrevivir varias generaciones. El problema de esto, es la calidad de dichas poblaciones.
Si bien es cierto que una población puede originarse de dos o unos pocos individuos, constituyendo lo que se conoce como efecto fundador extremo, la calidad de la población en cuestión no será la mejor. En esta situación, la variabilidad genética dentro de la misma será muy pobre, lo suficiente como para impedir una adaptación o una respuesta frente a algún cambio brusco en el ambiente. Otra consecuencia, como ya se mencionó líneas arriba, es el incremento notable en la probabilidad de que aparezcan enfermedades recesivas perjudiciales en dichas poblaciones.
Un ejemplo claro del cuello de botella en humanos lo constituye el hecho de que en la actualidad, la variabilidad genética de la población mundial es mucho menor a la variabilidad en chimpancés o gorilas, por ejemplo. Esto quizás se debe a que en algún momento de nuestra historia evolutiva, sufrimos alguna merma considerable en número, ya sea producto de enfermedades pandémicas o de otros factores de tipo ecológico.
En algunas comunidades como los Amish estadounidenses y los Mlabri tailandeses, en las que existen tasas asombrosamente altas de endogamia y, por ende, de expresión de los alelos recesivos que causan enfermedades y males, se pueden evidenciar los dos procesos analizados en el presente trabajo: el efecto fundador y el cuello de botella, respectivamente.
En los Amish, son factores religiosos fundamentalistas los que han hecho que se formen comunidades aisladas tanto reproductiva como socialmente, de otras comunidades del país. En estas comunidades se evidencia principalmente un tipo de enanismo asociado a polidactilia muy raro en la población mundial, pero que aquí es relativamente común. Esto se debe a que, de los aproximadamente 20 fundadores de dicha comunidad, al menos uno era portador de un alelo recesivo de esta característica.
En el caso de los Mlabri, lo que ha originado tal escasez de variabilidad genética, es el hecho asombroso de que dicha comunidad fue iniciada por dos personas: un hombre y una mujer, o quizás una mujer y dos o tres hombres. Durante algunos siglos, esta comunidad se ha desarrollado en una especie de aislamiento geográfico y reproductivo, lo que ha causado asombrosos parecidos genéticos entre los individuos que la conforman. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si dicha condición se ha producido como efecto de una disminución de la población en algún momento (cuello de botella), o por efecto fundador extremo, en el que los fundadores de la población emigraron hacia tierras nuevas y establecieron su propia comunidad, como es el caso de los Amish.
Como se puede ver, los cuellos de botella son sucesos relativamente frecuentes en la naturaleza. Constituyen sucesos naturales (y en ocasiones artificiales y sociales) y forman parte del gran conjunto de hechos naturales que determinan y han determinado los procesos evolutivos a lo largo de la historia de nuestro planeta.

3 comentarios:

Joseph La Rosa La Rosa dijo...

Recién leo tu blog, y me gustaría saber lo siguiente:
¿Podrías inferir que quizás el relato mítico de Adán y Eva sea una idealización de una comunidad iniciada por el "Efecto Fundador" que en realidad existió?

Daniel Barona Narváez dijo...

Hola Joseph.
Pues en verdad no hay ninguna evidencia de que haya sucedido algo así, porque de lo contrario, se podría demostrar sin mayor problema mediante la genética de poblaciones.
Sin embargo, lo más probable es que esta historia de Adán y Eva haya sido transmitida y adaptada a la forma en la que la conocemos ahora y como aparece en la Biblia, a partir de otras culturas antiguas que también poseían relatos similares (aunque los personajes tenían otros nombres y los detalles variaban en cierto grado).
De esto último hay muchas evidencias, y tal parece que muchas culturas han compartido historias y mitos fundacionales similares. Incluso si te fijas en la leyenda de la creación que tenían los Incas, también verás un inicio en donde había un único hombre y una única mujer, creados por un Dios (en este caso era el Inti, o Dios Sol). De todos modos, esta historia fundacional se refiere exclusivamente al Imperio Incaico, pero es un ejemplo de que en muchas culturas existen relatos similares.

Saludos.

Buy Viagra online dijo...

Bastante interesante los conceptos sobre poblaciones y a la vez estos conecptos se pueden llevar a otro nivel con genética de población, porque la gente se pregunta porque un pueblo los individuos se parecen y esto se debe a que no hay flujo de genes nuevos.

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