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jueves, 11 de marzo de 2010

Análisis Evolutivo. La Naturaleza de la Selección Natural. Parte 2

La selección natural puede producir nuevos caracteres, aun cuando actúa sobre caracteres ya existentes.

La selección natural puede actuar sólo a partir de la variación que ya existe en la población. Por ejemplo, la selección no puede crear de manera instantánea un pico nuevo y óptimo para romper los frutos de Tribulus. Únicamente selecciona a partir del rango de los picos que existen en la población.
Sin embargo, con el tiempo, la selección natural puede dar lugar a caracteres nuevos. La evolución de nuevos caracteres es posible porque, en cada generación, las mutaciones dan lugar a nuevas variantes y por ello una nueva serie de caracteres sobre los que la selección puede actuar. Para entender por qué esto es importante, consideremos los resultados de un experimento de selección natural llevado a cabo en la Universidad de Illinois (Leng, 1962). Un grupo de investigadores comenzó con 163 mazorcas de maíz, en las que se comprobó el contenido en aceite de los granos, encontrándose que la cantidad variaba del 4 al 6%. Seleccionaron las 24 mazorcas con mayor contenido de aceite como padres de la siguiente generación, obtuvieron los descendientes, comprobaron el contenido en aceite de los granos y seleccionaron de nuevo a los individuos con mayor contenido en aceite como padres de la siguiente generación. Continuando este régimen de selección durante 60 años, los investigadores lograron producir planta de maíz cuyos granos tenían un contenido en aceite alrededor del 16% (ver Figura). No hay solape entre la distribución del contenido de aceite en las poblaciones ancestral y descendiente. La evolución ha dado lugar a un nuevo valor del carácter.

La selección natural puede dar lugar también a características novedosas. Esto es posible debido a que la selección es capaz de “reorientar” comportamientos, estructuras o genes ya existentes hacia funciones nuevas. El pulgar del panda gigante es un buen ejemplo (Gould, 1980). Los pandas utilizan dicha estructura como un sexto dedo cuando se alimentan de su comida favorita, el bambú. Como se muestra en la figura, pasan los tallos por el hueco entre el pulgar y los otros cinco dedos para arrancar las hojas y alcanzar los vástagos que se comen. Pero este sexto dedo no es un auténtico pulgar. Anatómicamente, el hueso que forma el “pulgar” es un hueso sesamoideo radial muy modificado, que en especies íntimamente relacionadas forma parte de la muñeca. Sabiendo de qué manera actúa la selección natural en poblaciones contemporáneas, suponemos que cuando las primeras poblaciones del panda comenzaron a explotar el bambú, habría variación individual en cuanto a la longitud del hueso sesamoideo radial. Como consecuencia de una selección continuada y potente, durante muchas generaciones, la longitud promedio del hueso aumentó hasta alcanzar sus proporciones actuales.

Un carácter que se utiliza de un modo novedoso y que se transforma finalmente por selección en una estructura completamente nueva, como el sesamoideo radial de los ancestros del panda, se conoce como preadaptación. Un punto importante acerca de las preadaptaciones es que son una casualidad. Una preadaptación mejora la eficacia de un individuo por accidente, no porque la selección natural sea consciente o vea el futuro.

La selección natural no es “perfecta”.

Los párrafos anteriores subrayan que la selección natural está continuamente mejorando la adaptación. Aunque esto es cierto, es igualmente importante constatar que la evolución no da lugar a caracteres “perfectos”.
Para entender este punto, consideremos que cuando Boag y Grant analizaron sus datos sobre la supervivencia de los pinzones después de la sequía de 1977, advirtieron que también habían sobrevivido mejor individuos con picos relativamente estrechos. Esto tiene sentido porque los pinzones aprietan por ambos lados cuando rompen los frutos de Tribulus, y los picos más estrechos concentran la fuerza de manera más efectiva a ambos lados.
Pero los picos más anchos están correlacionados positivamente con picos más altos y con un mayor tamaño corporal. Por ello, las aves con picos más altos, que son adecuados para aplicar la presión hacia abajo, tienden también a tener picos más anchos, que son menos efectivos para aplicar la fuerza por los lados. Probablemente, existe esta correlación debido a que los mismos genes afectan a la altura y a la anchura del pico y al tamaño corporal, haciendo que todos los caracteres sean más grandes, o más pequeños, de manera conjunta. La conclusión es que la selección por tamaño más grande y picos más altos produce picos más anchos, aún cuando deberían favorecerse picos más estrechos.
Este es un punto importante. Debido a la correlación genética entre caracteres, la selección natural no optimiza todos los caracteres implicados. La selección natural da lugar a la adaptación, pero no a la perfección.

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