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lunes, 27 de abril de 2009

Encuentro de Dos Realidades: Retroalimentación en el Proceso de la Fe Cristiana.

Hace ya varios meses encontré un post en el blog Soy Dios y Tengo un Blog: http://soydiosytengounblog.blogspot.com/2008/12/la-opulencia-y-el-hambre-de-fe.html, en el que encontré este interesante diagrama:


En este artículo me voy a permitir hacer algunos comentarios acerca del mismo, aún después de algunos meses desde que dicho post se publicó, debido a que, del diagrama se desprenden muchas cosas.
Creo que es necesario aclarar que el diagrama se refiere exclusivamente a la fe cristiana, aunque podría extrapolarse a alguna otra religión, o al menos, a algún grupo religioso perteneciente a otra religión.
Primeramente, existen dos realidades marcadas en toda sociedad humana: la realidad de los ricos y los poderosos, y la realidad de los pobres. Es evidente que hay muchos estados intermedios, pero para los fines del análisis, podríamos considerar solo estos dos grandes grupos.
Según mi parecer, la parte más importante de este gráfico la constituye el ciclo de la Fe del hambriento; sería justo pensar que para los más pobres y los que viven rodeados de miseria, incultura, violencia, discriminación, etc., es necesaria algún tipo de esperanza a la cual aferrarse para algún día poder salir, como por arte de magia, de esas cosas negativas que los aquejan.
En primera instancia, podría parecer que es lo mejor y lo más justo que estas personas piensen de esta forma, porque, ¿cómo se podría lidiar con tantos aspectos negativos sin algún elemento superior que prometa algún tipo de vida mejor en el futuro? Sin embargo, la pregunta que yo me hago es: ¿acaso no es mejor construir las esperanzas en cosas concretas y en el desarrollo de cualidades personales, que hacerlo en algo etéreo como lo es cualquier entidad divina? Y es esto mismo lo que se ve reflejado en el ciclo mostrado en el diagrama que lleva de la pobreza a la ignorancia y, por último, a la fe del hambriento (y viceversa).
Tal parece que hay una tendencia natural a recurrir a lo más fácil, que es en este caso, delegar nuestra propia responsabilidad a algún agente externo a nosotros, en lugar de ser uno mismo el que asuma dicha responsabilidad por completo.
Y he dicho que, según mi parecer, la parte más importante del gráfico es la del ciclo de la Fe del hambriento, debido a que sirve de base – y de excusa – para que los más ricos y los más poderosos, puedan aprovechar dicha situación para su propio beneficio. Y es que no podría ser de otra forma, sino véase la situación de la política a nivel de Latinoamérica, por ejemplo. Los políticos (mal llamados así) utilizan algunos ingredientes a su favor: la ignorancia de la gente, el fanatismo político, la demagogia, entre otros, para manejar con éxito a las masas de gente. Esta situación se agrava mientras la gente sea más ignorante y, por lo tanto, más crédula.
Entonces, después de esto, vemos que es necesario que el líder político se identifique con la masa, adquiriendo una fe en común. Esta fe puede ser honesta (es decir, que el líder puede creer sinceramente en ella) o, en muchas ocasiones, deshonesta.
Ya lo había dicho Napoleón cuando gobernaba:

“¿Cómo se puede tener orden en un estado sin religión? la religión es un formidable medio para tener quieta a la gente.”

Por supuesto, esto funciona a la perfección en una nación ignorante, manipulable, acrítica (o pobremente crítica), y crédula. Obviamente estos atributos van de la mano con una poca cultura. Dicho de otro modo, la cultura y el conocimiento son inversamente proporcionales a la credulidad y a lo manipulable que es una persona, o una nación.
Después de todo esto, vemos que en el proceso en cuestión existe una retroalimentación constante, ya que una esfera no puede existir sin la otra. Creo que este es uno de los principales motivos por los cuales la ignorancia predomina en muchas partes del planeta: con gente más culta y más crítica de sus autoridades, el robo impune, la corrupción, y los beneficios personales a cualquier costo, se harían virtualmente nulos. Y esto, por lamentables motivos obvios, no le conviene a la mayoría de líderes políticos que buscan solo su beneficio a corto plazo.

sábado, 18 de abril de 2009

Una Gran Diferencia: Cuestionar Todo vs Refutar Todo.

¿Qué es lo que significa realmente ser un escéptico? Muchas veces se asocia fuertemente, e incluso se considera equivalente, el hecho de regirse en la vida por el escepticismo – es decir cuestionar cada información o situación a la que nos expongamos o de la que nos enteremos por cualquier medio – y la obstinada e irracional actitud de refutar absolutamente toda situación planteada, o al menos hacerlo casi siempre sin un examen adecuado que permita probar una determinada proposición como cierta o como falsa.
Un crédulo extremo es tan igual como un incrédulo extremo: ambos actúan irracionalmente y en ambas situaciones se evidencia notoriamente la falta de al menos una somera evaluación de la situación.
Veamos las diferencias y consecuencias de comportarse como un crédulo extremo, un incrédulo extremo y un escéptico genuino.
Un crédulo extremo se ve en el caso de aceptar todo o casi todo lo que escuche, lea o perciba de algún modo. Al actuar de esta manera, aceptará ideas ciertamente verdaderas (representativas de la realidad objetiva), pero también estará aceptando muchas ideas erróneas (no representativas de la realidad objetiva). Esta situación es consecuencia de que el examen crítico requerido para evaluar correctamente cualquier situación se encuentra ausente en tal individuo.
Por su parte, un incrédulo extremo se encuentra en la situación de rechazar todo o casi todo lo que se le presente como información. Las consecuencias obvias de este tipo de comportamiento son igual de peligrosas que en el caso del crédulo extremo, ya que este individuo rechazara tanto ideas correctas (representativas de la realidad objetiva) como erróneas (no representativas de la realidad objetiva).
Y por último, un escéptico genuino (por llamarlo de alguna forma), será aquel que evalué adecuadamente las situaciones a las que se ve sometido, obteniendo así la “recompensa” de aceptar la mayor parte de proposiciones representativas de la realidad objetiva y rechazar las mayor parte de proposiciones no representativas de la realidad objetiva. Así, un individuo que se acerque más a nuestro escéptico genuino, tendrá más oportunidades de conocer mejor el mundo que nos rodea y a la vez contará con una gran ventaja sobre las personas que se acerquen más a uno de los extremos, ya que contará con una proporción mucho mayor de proposiciones verdaderas, representativas de la realidad objetiva, es decir, del mundo natural.
Así, nos encontramos con que el hecho de cuestionarse todo – comportarse como un escéptico genuino – es totalmente diferente a refutar todo, que es más propio de un incrédulo extremo. Sin embargo, muchas personas confunden al incrédulo extremo con el escéptico genuino.
Ciertamente, a primera impresión, un escéptico genuino podría parecer un incrédulo extremo, ya que se encontrará en la situación, un tanto incómoda, de rechazar una gran parte de las muchas proposiciones populares que existen y que se aceptan consensuadamente en una sociedad cualquiera. Y es que esto es de esperarse desde el momento en que nos percatamos de que vivimos en sociedades construidas en base a elementos culturales muy diversos, y no siempre basados en hechos científicos (por no decir nunca). En lugar de ello, predominan los mitos populares y las tradiciones centenarias. Esta importante problemática de toda sociedad, varía de una a otra notablemente, habiendo, por un lado, sociedades plagadas de elementos místicos que corresponden poco a la naturaleza, y por otro, sociedades que han logrado despojarse de gran parte de estos elementos y en las que predomina más el pensamiento científico basado en hechos observables y/o medibles.
Con todo lo planteado, me atrevo a decir que una sociedad con una proporción mayor de escépticos genuinos, los cuales posean mayores niveles de pensamiento crítico y despojamiento de prejuicios, será una sociedad con mayores posibilidades de prosperar en todos los niveles humanos. Una sociedad así sería, seguramente, una sociedad más justa y con menos problemas sociales que las demás, una sociedad en la que regiría la tolerancia sobre la intolerancia, la intelectualidad sobre la ignorancia y la ociosidad, el racionalismo sobre la irreflexión y el humanismo sobre el abuso y la misantropía.

miércoles, 15 de abril de 2009

Primer Aniversario de Naturaleza y Racionalismo

Hoy, 15 de Abril de 2009, se cumple exactamente un año desde la creación de este blog. Muchas cosas interesantes han ocurrido a partir de esa fecha en lo que respecta a mi vida personal e intelectual. De hecho, al igual que en la vida misma, he ido aprendiendo cosas en el camino, ya sea porque he recopilado más información cada día, como también porque he podido aprender de mis errores y actualizar mis constructos intelectuales, los cuales van cambiando y evolucionando para bien.
Por ejemplo, en gran parte de mis escritos anteriores a este año, consideraba (no a rajatabla, pero sí lo pensaba seriamente) que las ideas religiosas tenderían a desaparecer algún día, y que con ellas, muchas de las injusticias y barbaridades surgidas del seno de instituciones religiosas poderosas como el catolicismo o el Islam, por ejemplo, también lo harían. Sin embargo, a medida que iba leyendo más libros y artículos de investigación, me fui dando cuenta de que el cerebro humano funciona de tal manera que la religiosidad y la tendencia a creer en cosas sin necesidad de evidencias es totalmente normal (aunque no por ello siempre buena). Existen mecanismos neurológicos asociados a características naturales del ser humano, como las emociones, la detección de intencionalidad y de causalidad, entre otros, que permiten una base biológica para la tendencia humana general a creer en lo sobrenatural.
Descubrir cosas como esta, constituyen un interesante ingrediente que enriquece mis ideas y que hacen surgir más preguntas y disyuntivas a la ya de antemano interesante labor intelectual que supone leer, investigar, y darse tiempo para escribir artículos para el blog, además de la misma tarea que requiere mi carrera: la biología.
A pesar de esta tendencia natural, es innegable que existen muchas barbaridades realizadas por las mayores instituciones religiosas del mundo, cuestión que me mantiene aún convencido de que tendría que haber un cambio radical en la religiosidad de las personas para evitar cosas como las que se hacen y se han hecho a lo largo de la historia en el nombre de uno o más dioses.
Abolir las creencias religiosas de la gente o la tendencia natural a la credulidad en general, sería tan insensato como querer obligar a la gente a que crea en algo. Sin embargo, creo que las malas ideas pueden ser reemplazadas por nuevas ideas revolucionarias y más acordes con la realidad de nuestra naturaleza. Esto es por lo que lucho y lucharé siempre: el derecho a pensar libremente y a pensar diferente a los demás. Pero también por el deber de las personas a ser más responsables y elucidar nuestro papel dentro del mundo y nuestra verdadera naturaleza, lo cual, creo yo, es un requisito indispensable para construir un mundo mejor, más consciente de nuestras acciones y más justo con todos los seres vivos e incluso con los demás miembros de nuestra propia especie.
A pesar de que soy consciente de que mis artículos anteriores contienen muchas de estas ideas que ya no tengo, o que en todo caso, han evolucionado, he preferido dejar los artículos tal y como están para así poder leerme a mi mismo y ver cómo es que las personas (en este caso, yo mismo) van cambiando y no son inmutables en lo absoluto.
Espero que este blog haya ayudado a mucha gente y que siga ayudando de muchas maneras, ya sea como entretenimiento, como fuente de información, como columna de opinión, o como sitio de reflexión personal.
Gracias a todas las personas que me han seguido y apoyado hasta ahora.
Y en lo que a mi respecta, mi labor en este blog no tiene un final cercano.

domingo, 12 de abril de 2009

Evolución: ¿Guiada o Ciega?

Un tema muy discutido en las esferas populares y, sorprendentemente, en las académicas, es el tema de la evolución biológica. Dentro del ámbito científico existe un porcentaje abrumador de personas que abogan por el evolucionismo y que estudian a la naturaleza, y más específicamente a los seres vivos, bajo un enfoque netamente evolucionista. Sin embargo, el debate se centra principalmente en si este proceso es ciego o guiado por una entidad superior.
Es muy usual oír un argumento parecido al siguiente:

Creo que el proceso evolutivo es un proceso real que se da por medios naturales, pero que de alguna manera, algún ente superior (Dios) lo dirige y canaliza en cierta forma que no sé ni me imagino. En resumen, pienso que el relato de Adán y Eva es un mito y que el ser humano ha evolucionado a partir de otros seres, pero a la vez no creo que seamos producto de la casualidad o de un proceso ciego.”

Hay muchas personas que opinan de esta forma; incluso muchas de estas personas se encuentran ligadas al ámbito científico. Pero en una declaración de esta índole hay en juego muchos elementos personales y emocionales que sesgan la opinión y la llevan de un punto de vista objetivo basado en hechos y evidencias hacia una opinión muy subjetiva basada en deseos personales y prejuicios socioculturales aprendidos.
Partamos de un error muy común cuando se tratan temas de este tipo: el azar y los procesos ciegos. Al parecer al hablar de un proceso ciego, da la impresión de que nos estamos refiriendo a un proceso netamente aleatorio; sin una guía ni secuencia. Pues veremos que esto es falso.
Un proceso ciego es simplemente un proceso complejo que no tiene objetivos definidos ni dirección predefinida. Ejemplos de procesos de este tipo son la evolución biológica, la deriva continental, la formación de rocas en la corteza terrestre, entre otros. Por otro lado, un proceso aleatorio o al azar es un proceso que ocurre por eventos totalmente impredecibles, sin orden aparente y sin objetivos predeterminados o predefinidos. Ejemplos de procesos aleatorios son las mutaciones, los impactos de meteoritos en la superficie de un planeta, etc.
Como podemos apreciar, en lo único en que se parecen ambos tipos de procesos es en que ninguno tiene metas predeterminadas, lo cual probablemente contribuya sobremanera al error conceptual de confundir uno con otro.
En el caso de la evolución biológica, los componentes aleatorios están presentes (mutación, deriva génica), aunque no son los únicos procesos. También hay mecanismos no aleatorios dentro del complejo proceso evolutivo (la selección natural, que incluye a la selección sexual). La selección natural es un proceso no aleatorio ya que toma la variabilidad existente (generada en su mayor parte de manera aleatoria) para “seleccionar” diferencialmente entre diversas características, las cuales serán transmitidas a las generaciones siguientes siguiendo, en muchos casos, sucesos de apareamiento sexual no aleatorio.
Por lo tanto, cuando nuestro opinante hipotético se refiere a que no cree que los humanos seamos producto del mero azar, en realidad está de acuerdo con todas las demás personas que consideran un proceso evolutivo ciego que no necesita de un ser superior para su funcionamiento.
La evolución guiada, en primera instancia, suena a algo razonable y a la vez conciliador entre paradigmas científicos e ideas religiosas. Sin embargo, bajo su aparente inocencia, subyacen cientos de contradicciones y choques conceptuales, además de incongruencias lógicas e inconsistencias entre lo que se dice y lo que en verdad muestra la naturaleza.
El concepto de evolución guiada suena más que un concepto científico objetivo, a una opinión o hipótesis muy subjetiva como la que planteaba Descartes al plantear la existencia del alma dentro de una cavidad especial del cerebro, o al planteamiento de Freud acerca del homúnculo que controla los sueños de los seres humanos.
La naturaleza nos deleita con hechos asombrosos y con muchos elementos valiosos para nuestro acopio de información científica. Hasta ahora no hay ni rastros de evidencias de la existencia de ningún ser superior, y mucho menos de uno que guíe procesos naturales como la evolución. Sin embargo, el hecho de que la idea de la evolución guiada esté tan extendida, se debe a que incluimos, muchas veces sin querer, elementos culturales y anhelos personales a los conceptos objetivos basados en hechos y evidencias naturales. El antropocentrismo y la sensación de tener un manto protector que cubra nuestros errores y aciertos, son elementos que influyen muchísimo en la construcción de ideas que fusionan ciencia objetiva (dentro de los límites de la objetividad humana, claro está) y anhelos, prejuicios y emociones altamente subjetivas y relativas al opinante u observador.
Hay que tener mucho cuidado al analizar a la naturaleza, para lo cual debemos desprendernos en la medida de lo posible de cosmovisiones limitadas y limitantes que solo nos impedirán apreciar lo maravillosa y compleja que es la naturaleza y sus procesos, así como todo lo que atañe a nuestra propia especie y nuestras características más saltantes y exclusivas.
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