La acción de creer ha sido siempre considerada en la mayoría de sociedades como una de las mayores virtudes morales que pueda tener una persona. Usualmente se habla del “don de la fe” o de la “virtud de creer”.
El que no cree, no es bien visto, ya que le falta este componente esencial que le permite fundamentar sus valores en algo, y ese algo se llama Dios. Claro está que afirmar lo anterior es totalmente erróneo, ya que los valores y la moral no se fundamentan en la conceptualización o aceptación de ningún ente sobrenatural, sino que tiene sus raíces en factores comportamentales-evolutivos. En la Biblia se hace mención a esta asociación de fe y valores morales en numerosos pasajes, siendo uno de los más conocidos Juan 20, 24-29:
“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”
Este pasaje se refiere a la aparición de Jesús a sus apóstoles unos días después de su crucifixión. ¿Por qué tendrían que ser bienaventurados los que creen y malditos los que desean evidencias? Evidentemente, según el concepto bíblico en general, creer es bueno y dudar es malo. Sin embargo, en la vida real, a pesar de lo que mucha gente piense, resulta que la duda es lo que mueve a seguir investigando y aprendiendo; la duda es la fuente de todo conocimiento, ya que si no hay duda, se establecerían dogmas inmóviles inmunes a cualquier acopio de nueva información útil y real. Por otro lado, creer podría parecer bueno en cierto modo, pero analizando mejor lo que significa realmente “creer” o tener fe, vemos que tiene implicaciones más negativas que positivas.
Creer significa anular todo pensamiento crítico, toda curiosidad, todo atisbo de pensamiento científico. Creer implica entonces, limitar la curiosidad y, por lo tanto, privarse de conocer mejor la realidad.
Por ejemplo, creer en Dios, significa no ver, o no querer ver, la realidad de las cosas. Creer en Dios implica delegar parte de la responsabilidad propia a Él. Uno cuando reza, pide a Dios que le ayude en diversas cuestiones. Ello es peligroso en varios sentidos. ¿Por qué? Pues porque inconscientemente limitamos nuestro esfuerzo (o al menos tendríamos más posibilidades de hacerlo) al realizar cualquier actividad, ya sea intelectual o física. Normalmente las personas se esperanzan en que Dios les pueda ayudar. Pero la idea de que en caso de emergencia Dios podría darnos una mano, es algo muy negativo, porque estaríamos poniendo parte de nuestra responsabilidad en una entidad inexistente. Ser ateo, aparte de muchas otras cosas, implica tomar toda esa responsabilidad sobre uno mismo y ser conciente de que cualquier acto, cualquier logro o fracaso, cualquier situación en la que nos encontremos, responde exclusivamente a lo que nosotros hagamos. Si logro cumplir mis objetivos es por mi esfuerzo y no porque algún ente me dio una mano. Del mismo modo, si fracaso en algo, no puedo decir que “todo sucede por algo”, o que “Dios sabe lo que hace”, porque dicho fracaso responde a lo que uno mismo hace.
En resumen, “creer” o “tener fe” únicamente limita nuestras posibilidades y nuestro potencial intelectual, laboral y afectivo; mientras que dudar constituye la semilla del conocimiento. “El que nada duda, nada sabe”, leí por ahí. Lo cual es muy cierto, ya que el conocimiento se va construyendo en base a pequeñas dudas, interrogantes o incertidumbres. Sin estas interrogantes, no habría nada que motivara al ser humano a investigar la naturaleza e ir más allá de lo que nunca antes se ha ido.
El que no cree, no es bien visto, ya que le falta este componente esencial que le permite fundamentar sus valores en algo, y ese algo se llama Dios. Claro está que afirmar lo anterior es totalmente erróneo, ya que los valores y la moral no se fundamentan en la conceptualización o aceptación de ningún ente sobrenatural, sino que tiene sus raíces en factores comportamentales-evolutivos. En la Biblia se hace mención a esta asociación de fe y valores morales en numerosos pasajes, siendo uno de los más conocidos Juan 20, 24-29:
“Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”
Este pasaje se refiere a la aparición de Jesús a sus apóstoles unos días después de su crucifixión. ¿Por qué tendrían que ser bienaventurados los que creen y malditos los que desean evidencias? Evidentemente, según el concepto bíblico en general, creer es bueno y dudar es malo. Sin embargo, en la vida real, a pesar de lo que mucha gente piense, resulta que la duda es lo que mueve a seguir investigando y aprendiendo; la duda es la fuente de todo conocimiento, ya que si no hay duda, se establecerían dogmas inmóviles inmunes a cualquier acopio de nueva información útil y real. Por otro lado, creer podría parecer bueno en cierto modo, pero analizando mejor lo que significa realmente “creer” o tener fe, vemos que tiene implicaciones más negativas que positivas.
Creer significa anular todo pensamiento crítico, toda curiosidad, todo atisbo de pensamiento científico. Creer implica entonces, limitar la curiosidad y, por lo tanto, privarse de conocer mejor la realidad.
Por ejemplo, creer en Dios, significa no ver, o no querer ver, la realidad de las cosas. Creer en Dios implica delegar parte de la responsabilidad propia a Él. Uno cuando reza, pide a Dios que le ayude en diversas cuestiones. Ello es peligroso en varios sentidos. ¿Por qué? Pues porque inconscientemente limitamos nuestro esfuerzo (o al menos tendríamos más posibilidades de hacerlo) al realizar cualquier actividad, ya sea intelectual o física. Normalmente las personas se esperanzan en que Dios les pueda ayudar. Pero la idea de que en caso de emergencia Dios podría darnos una mano, es algo muy negativo, porque estaríamos poniendo parte de nuestra responsabilidad en una entidad inexistente. Ser ateo, aparte de muchas otras cosas, implica tomar toda esa responsabilidad sobre uno mismo y ser conciente de que cualquier acto, cualquier logro o fracaso, cualquier situación en la que nos encontremos, responde exclusivamente a lo que nosotros hagamos. Si logro cumplir mis objetivos es por mi esfuerzo y no porque algún ente me dio una mano. Del mismo modo, si fracaso en algo, no puedo decir que “todo sucede por algo”, o que “Dios sabe lo que hace”, porque dicho fracaso responde a lo que uno mismo hace.
En resumen, “creer” o “tener fe” únicamente limita nuestras posibilidades y nuestro potencial intelectual, laboral y afectivo; mientras que dudar constituye la semilla del conocimiento. “El que nada duda, nada sabe”, leí por ahí. Lo cual es muy cierto, ya que el conocimiento se va construyendo en base a pequeñas dudas, interrogantes o incertidumbres. Sin estas interrogantes, no habría nada que motivara al ser humano a investigar la naturaleza e ir más allá de lo que nunca antes se ha ido.
16 comentarios:
Excelente post!!!!
Estoy de acuerdo 100% contigo.
Me he percatado de ciertas cosas personales al leer tu post, ciertas cosas que, aunque en teoría conosco, no las habia analizado criticamente.
Felicidades, un razonamiento comprensible, directo, y dejas muy en claro la idea de tu propuesta.
Civediamo! =D
Muchas gracias Enzo.
Por cierto, ya conocía tu blog Economista Houssiano; antes ya lo había leído, tiene cosas interesantes.
Bueno, me da gusto que mis artículos puedan servir también para fines personales, para ayudar a otras personas a analizar lo que piensan. Eso es lo que trato de hacer yo cuando escribo un artículo: analizo mis ideas, las sumo a los conocimientos que voy adquiriendo, y los plasmo en un artículo.
Un saludo.
Yo siempre he pensado que las religiones son uno de los lastres más pesados de la humanidad. Y seguirá siendo un lastre mientras mantenga su poder sobre tanta gente. Pero me siento razonablemente optimista al ver que cada vez más gente no religiosa hace oír su voz. Debemos seguir esforzándonos en convencer a la gente de que razonar y dudar no solo es bueno, sino que es lo que nos hace ser mejores y avanzar.
Saludos!
Así nació la ciencia.
salu2.
Luis, te doy la razón, y me siento igual de optimista que tú en cuanto a la disminución del peligroso dogmatismo religioso y el incremento de la visión naturalista y racionalista. Y como dice mi amigo Asimov, la ciencia justamente nació así: con dudas y razonamientos, en búsqueda de respuestas que expliquen los diversos fenómenos que se dan en nuestro Universo.
Gracias por los comentarios.
Saludos.
Exelente Daniel. Yo solo le agregaria la distincion de los distintos tipos de creencias.Yo siempre les digo a mis amigos y conocidos teistas que ,siendo ateo, tengo creencias, pero estas estan fundadas en lo razonable y lo posible.
Un abrazo. Aldo.
Ja, claro que te piden creer, pero a los apóstoles, que vieron todo lo que supuestamente hizo Cristo y que estaban plenamente convencidos, se les apareció como bien dices... muy conveniente. Buen artículo.
Saludos.
Aldo: tienes razón en lo que dices, pero en este artículo me quise enfocar simplemente en la "capacidad" de creer, más que en las creencias en sí mismas. De todos modos, las creencias que mencionas tu que tenemos los ateos son de diferente índole que la creencia de los teístas ý místicos en general. Es más, me parecen tan diferentes que considero que deberían utilizarse términos diferentes para ambas.
It/Señor de Xibalba: Claro, y eso constituye una de dos posibilidades: una contradicción dentro de la historia de la credulidad absoluta de los apóstoles, o una manera de recalcar a los lectores de la Biblia, que siempre hay que creer y que dudar es lo peor que se puede hacer. Obviamente, me inclino hacia la segunda opción, la cual fue bien armada para tal propósito por los escribas y la gente que durante toda la historia manipuló según sus conveniencias el texto bíblico.
Saludos y gracias por sus comentarios.
Aldo, "creer" no es la palabra exacta para definir nuestros fundamentos de lo que "es" o "existe". En los hechos probados y razonados no se cree, simplemente se aceptan como son, o se intentan negar mirando hacia otros lados (creencias).
Es decir, yo no "creo" en la ciencia, o en la evolución, en la gravedad o en las demás leyes universales, sino que las acepto como hechos probados, porque se ha demostrado que son ciertas.
Esa es la diferencia fundamental entre las creencias y los hechos razonados.
Saludos.
De acuerdo. Creo que sería conveniente separar el término "creencia" y aplicarlo solo a quienes literalmente creen en algo, es decir, sin evidencias y con fe. Y es que esto trae bastante confusión y es utilizado por muchos creyentes como pseudoargumento para combatir el ateísmo.
Saludos.
En general el daño que ha hecho la religión es pretender eliminar la actitud cuestionadora e investigadora del ser humano, en un intenso proceso erosivo, cuyas consecuencia estamos pagando ahora.
Es curioso que haya gente que se muestre incrédula ante hechos de comprobación científica, pero sin embargo son todo oídos a discursos muy disparatados como los de seudociencia, lo paranormal, etc.
Sobre el concepto de "creer", es cierto tiene muchas acepciones. Me recuerda hace años en un foro ateo mexicano, un creyente manifestó "el ateísmo no existe, porque un ateo debe tener una creencia en algo." Yo mismo respondí, que era un postulado falaz ya que confundía el concepto "creer" a la manera religiosa en un dogma, con la acepción de "creer" como acción de presumir, tener algo por verosímil en base a conjeturas no necesariamente de fe, si no empíricas o verificación a posteriori.
( Obvio, que terminé insultado, vilipendiado y requintado ..XD XD )
Claro Daywalker, y como bien dices, es algo muy extraño, ya que muchos creyentes son al revés de lo que deberían: creen en cosas inverosímiles y de las que no hay prueba alguna, mientras que cuando hay pruebas y evidencias simplemente rechazan la idea. Parece que hubiera una tendencia a darle una importancia tirada hacia el extremo a creer, en lugar de ver, presenciar y analizar.
Saludos.
Bueno, de eso se trata. De tener "fe" en lo que concierne a los hechos sobrenaturales (incluidos los religiosos) y que "dios" haya aprobado previamente, si es posible, y de rechazar lo que se sale de las "enseñanzas" de la religión.
Un saludo.
Hola lo negativo de creer para una persona es que esta se vuelve improductiva,el hecho de creer en algo ya sea sobrenatural o una ideologia filosofica hace que las personas esperen los recursos y no luchen por ellos,cuealquier persona que ingenuamente crea que un ser sobrenatural,lider,caudillo,incluso alguien de la misma familia le va a ayudar en su vida cotidiana esta condenada al fracaso
En lo que personalmente estoy de acuerdo con tu pensamiento "100% humano" es en citar algo 100% verdadero como lo es la palabra de Dios y en lo que ella se relata. Ya que vos haces referencia a la Biblia, te desafio a INVESTIGAR el verdadero objeto de la Fe segun lo expone el mismo libro de Juan que citaste pero en 3:16 y su proposito, su significado en base a Hebreos 11:1 y su importancia para TU ETERNIDAD despues de LA MUERTE segun Juan 3:17-20 a raiz de Hebreos 9:27 ó Ezequiel 18:4 y expongas tu opinion publica, te animas ?
Héctor Salazar
Guatemala.
Me parece que ya está bueno de tanto palmazo en la espalda...
Lo que aquí se expone acerca de creer es una burla para los cristianos, como si estuviesen creyendo en algo que no existe o no tiene razón de ser.
Para que sepan el creer va más allá de aceptar y cerrarse a las opiniones, pues trae consigo una razón, en este caso: la verdad.
Lo mismo que se hace en la ciencia se aplica al cristianismo: las cosas se comprueban. Si Tomás pidió ver para creer y Jesús se presentó para ello, con esto no se le inculpa al compararle con quienes creyeron sin ver, pero se hace un alcance a aquellos que si lo hacen. De todas formas se le comprueba que lo que le habían dicho es verdad, y se hace evidente su resurrección.
Saludos...
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