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viernes, 12 de septiembre de 2008

El Cristianismo y sus Implicancias Diarias

Hoy en día vemos que la sociedad en la que vivimos está regida de manera importante y determinante por una religión, por el culto a un Dios y a muchos símbolos y costumbres que ésta religión trae consigo. Hablamos del Cristianismo.
El cristianismo aparece en la primera mitad del siglo I a partir de grupos judíos que predicaban y enseñaban acerca de un gran profeta, el llamado Hijo de Dios: Jesucristo.
Este fenómeno fue creciendo poco a poco, convirtiéndose con el tiempo en una de las principales religiones de la historia. Muchas tribus y naciones adoptaron este conjunto de doctrinas como propias, mientras que a otras les fue impuesta a la fuerza. Como todo movimiento religioso importante, el cristianismo tuvo desde sus orígenes una serie de visos políticos y su objetivo principal era manejar y controlar masas de gente.
En el camino, fue creciendo y degenerando. Así, fue tumbándose otras culturas, otras formas de pensar, conocimientos adquiridos que contradecían sus propias doctrinas, grandes mentes las cuales fueron torturadas y obligadas a no seguir con sus ideas revolucionarias, etc. En resumen, una gran ola de oscurantismo y silenciamiento generalizado y pandémico apareció.
Hoy en día, subsisten aun algunas de estas características, aunque mezcladas y camufladas con el pensamiento actual y las formas de vida actuales. Sin embargo, existen muchos aspectos que influyen importantemente en el nivel cultural de la gente, sus costumbres y, en una cuestión mucho más importante aún: el uso pleno de la razón humana.
Como ejemplos de esto podemos mencionar a las controversias en cuanto al aborto, la discriminación de los homosexuales, la discriminación religiosa, entre otros.
Mucha gente piensa que la ciencia y la religión pueden convivir armoniosamente, pero lo que sucede en verdad es que ambas son totalmente opuestas. Sin embargo, la gran mayoría de gente en la actualidad vive en esta ambivalencia contradictoria.
Se acepta generalmente a la ciencia y los conceptos científicos básicos, e incluso a la tecnología actual lograda en base al conocimiento científico, pero una vez que este conocimiento científico se trata de aplicar a cuestiones como las ideas religiosas y a lo que se conoce como pseudociencias (que se parecen a las religiones en sus afirmaciones absolutistas sin evidencia alguna), los ánimos se alteran. Muchas personas creen en una variedad de cosas irracionales sin fundamento y lo peor de todo, contradictorias entre sí mismas. Y el cristianismo lo aprovecha bien; aprovecha tal tendencia a creer y la falta de análisis de la gente para entrar profundamente en las sociedades y enquistarse y lavar los cerebros de millones de personas.
Si bien es cierto que el proceso evolutivo favoreció en nuestro linaje un sentimiento místico y religioso, tal etapa ya ha debido ser superada hace tiempo, ya que el conocimiento de la naturaleza en general ha aumentado bastante en los últimos siglos, lo cual, en teoría, nos debería haber liberado de miles de supersticiones y cuentos fabulosos. En cambio, lo que se ve hoy en día (y lo que se ha visto durante los últimos dos milenios) es una eficiente manipulación de las masas de gente en base a las doctrinas cristianas. La gran Iglesia Católica es la dominante por excelencia dentro de todos los grupos cristianos existentes, y lo que nos muestra aún hoy es una alta politización que se evidencia sobretodo en sus altos representantes. Lo mismo sucede con otras denominaciones cristianas ya que, en menor grado, utilizan el poder que les dan esta serie de creencias y tradiciones para abonarse algunos centavos (aunque debería decir varios millones de dólares al año, libres de impuestos). El cristianismo es una religión, pero también es una institución política extremadamente eficiente y altamente generadora de divisas -claro está, para el beneficio de sus esferas internas.
Además, las doctrinas cristianas se podrían calificar de anticientíficas, antinaturales y promotoras de la ignorancia y el conformismo intelectual absoluto. Utilizan conceptos tautológicos por doquier, y atropellan cualquier tipo de conocimiento científico, a menos que la situación sea muy evidente, en cuyo caso aceptan a medias algunas evidencias científicas naturales.
La profunda ignorancia científica produce grandes problemas sociales, ya que el entendimiento errado de la naturaleza puede llevar a tomar decisiones erradas y actitudes antihumanas y en contra de los derechos humanos.
Hoy en día, una persona occidental moderadamente religiosa y perteneciente al cristianismo se podría describir a sí misma como sigue:

Creo en Dios y en Jesús como su hijo que murió por nosotros para librarnos del pecado original y el pecado futuro. No creo que Adán y Eva hayan existido, sino que son parte de una especie de metáfora para explicar nuestros orígenes. Pienso que el proceso evolutivo es un proceso real, pero que es guiado por la mano de Dios, el cual hizo que a partir de organismos simples podamos evolucionar hasta llegar a ser seres humanos, a su imagen y semejanza. Creo que los valores y la moral se fundamentan firmemente en los preceptos cristianos y que ellos son vitales para mantener una sociedad libre y justa.”

Esta auto-descripción hipotética refleja las contradicciones mencionadas anteriormente. Y nótese que he simulado el pensamiento de una persona promedio moderadamente religiosa. Sólo habría que extrapolar e imaginarnos qué pensaría una persona extremadamente religiosa y veríamos que las consecuencias serían aún más marcadas y peligrosas. De todos modos, quiero mostrar cómo es que el pensamiento religioso cristiano se contradice con el conocimiento científico; sin embargo habría que tener en cuenta también el hecho de que una persona extremadamente religiosa no se contradice tanto en su ideología, a diferencia del religioso moderado que, por comodidad o aparente sensatez, resulta contradecirse más a sí mismo en su forma de ver el mundo. Pero quiero remarcar de todos modos que un religioso extremo cree en cuestiones que se contradicen con la realidad. Entonces, volviendo a lo anterior, ¿de qué consecuencias hablamos cuando tenemos en cuenta estas contradicciones? En la auto-descripción podemos notar que la persona cree en Dios y en que Jesús murió para resarcir el pecado original; además dice no creer en la existencia real de Adán y Eva. El problema con esto es que, si Adán y Eva no existieron, entonces tampoco lo hizo el pecado original; si no hubo pecado original, ¿entonces significa que Jesús murió por nada? ¿Jesús murió por un pecado inexistente? Evidentemente es altamente contradictorio; sin embargo, muchas personas creen de la misma manera en que lo hace el personaje hipotético.
Ahora, la evolución biológica contradice totalmente cualquier idea religiosa, por lo que afirmar que se cree en ambas cosas es algo absurdo. Por ejemplo, bajo la luz de la biología evolutiva, los conceptos con fundamento religioso como el alma, Dios, etc., quedan en el aire. No hay ninguna explicación satisfactoria real para estos conceptos y menos aún si se toman en cuenta los procesos evolutivos. Adicionalmente, el ser humano no es para nada el pináculo de la evolución; este proceso natural prosigue aún hoy en día, pero desde nuestra limitada perspectiva temporal, tenemos la ilusión de que los organismos actuales son la cumbre evolutiva. Una vida humana es tan corta comparada al tiempo geológico que no podríamos visualizar cambios evolutivos ni siquiera en varias generaciones; y con visualizar me refiero a rasgos que puedan verse físicamente, rasgos fenotípicos morfológicos notorios. Los cambios evolutivos se pueden evidenciar de una generación a la siguiente cuando se analizan los genomas de los individuos y de las poblaciones. Pero, volviendo al tema, la cuestión es que el proceso evolutivo no tiene un sentido predeterminado; no somos el objetivo trazado por el proceso evolutivo, solo somos una de las miles de millones de especies que han poblado este planeta y estamos solamente de paso por este planeta, al igual que todas las demás especies con las que compartimos la Tierra en la actualidad.
Finalmente, nuestro personaje hipotético afirma creer en que los valores y la moral residen en las doctrinas cristianas. Evidentemente está equivocado, ya que la moral y los valores que puedan existir en una sociedad son el producto de procesos de evolución del comportamiento. Todas las especies tienen comportamientos característicos y la mayoría poseen reglas de convivencia dentro de una comunidad específica. Así, la moral humana ha evolucionado gradualmente como parte del comportamiento de nuestra especie y ha adquirido características más o menos definidas dentro de las diferentes sociedades. El problema fue que, cuando las ideas religiosas surgieron, ambas se asociaron de una manera tal que, separarlas hoy en día, puede resultar imposible para muchas personas; lo que en verdad ha sucedido es que se ha creado una especie de falsa interdependencia, la cual es alimentada por la formación religiosa general existente en nuestras sociedades.
Con todo esto vemos que las doctrinas del cristianismo son contradictorias con la naturaleza misma y con el conocimiento científico; además sus implicancias en la vida diaria de las personas pueden convertirse en un grave obstáculo al desarrollo de las sociedades humanas, debido a que en lugar de buscar unión y eliminar los prejuicios existentes en base al mal entendimiento de la naturaleza en general, se genera discriminación e intolerancia basadas en preceptos religiosos primitivos altamente contradictorios entre sí y altamente contradictorios con el mundo natural.

1 comentario:

asimov dijo...

Yo pienso que la solución es la educación.Sin embargo la ICAR, trata de no perder, tampoco, poder en ese campo.

salu2.

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