Cuando un ser humano nace, su mente se encuentra prácticamente en blanco. Toda la información de lo que hay y ocurre a su alrededor va ingresando al cerebro, utilizando para ello los sentidos, a través de los cuales se percibe el entorno. Así, se dice popularmente que un bebe es como una esponja: absorbe todo de manera fácil y rápida. El aprendizaje se da muy rápido y de manera muy efectiva. Gracias a esto, el nuevo ser humano aprende rápidamente cosas que le van a servir en su vida diaria, como comunicar sus sentimientos o necesidades a los demás, entender señales y gestos provenientes de otras personas, etc.
Evolutivamente hablando, el niño ha sido favorecido para comportarse de esta forma. Imaginemos un niño pequeño de hace 50000 años. Su grupo familiar vivía quizás en pequeños asentamientos, y se encontraban expuestos constantemente a los peligros de la naturaleza: depredadores, condiciones climáticas adversas, enfermedades, etc. Bajo tales condiciones, un niño que aprendiera lo que le era enseñado por sus padres u otros miembros adultos de su grupo tribal, le habría permitido probabilidades de sobrevivir mucho más altas que otros individuos que no aprendieran tan fácilmente. Así, el hecho de aprender y creer a ciegas lo que le era enseñado por otras personas, constituía una gran ventaja, que le permitiría sobrevivir y generar descendencia una vez llegado a la etapa reproductiva. Por el contrario, los niños desobedientes y muy escépticos habrían tenido mayores posibilidades de morir, y por lo tanto, no hubieran podido transmitir sus genes a las generaciones siguientes.
Si retrocedemos en el tiempo en la escala evolutiva, veremos que lo mismo sucede con casi todas las especies animales: existe un aprendizaje constante de las crías en base a lo que los adultos les enseñan y en base al comportamiento observado en los demás individuos, sobretodo en aquellos individuos mayores y más exitosos.
La diferencia entre otras especies de animales y el ser humano es que a partir de cierto momento fuimos capaces de transmitir ideas y conceptos a través del lenguaje hablado. Casi a la par que este último fue que nacieron los conceptos mágico-religiosos.
Por esto, el hecho de que los conceptos religiosos irracionales se expandan exitosamente por las poblaciones humanas fue un producto secundario de la capacidad de aprender y la característica, muy ventajosa, de creer cualquier cosa que le fuera enseñada por personas adultas. Así, hoy en día vemos que es un fenómeno ampliamente generalizado.
Pero, ¿en las sociedades actuales cómo debería ser criado un niño, en cuanto a este tipo de pensamiento? Para responder a esta importante pregunta tengamos en cuenta el hecho determinante de que la gran mayoría de personas posee algún tipo de creencia en lo sobrenatural y en lo divino. Millones de niños (y adultos) en cientos de países creen en alguna divinidad. Siendo los conceptos religiosos y sus implicancias tremendamente irracionales e incongruentes con la naturaleza en general, cabría esperar que lo mejor sería criar niños ateos. Sin embargo, la realidad social en la actualidad es mucho más compleja de lo que puede parecer a simple vista.
El problema de criar niños ateos es que dado que millones de niños que estudian en escuelas públicas y privadas han sido enseñados y adoctrinados para creer en Dios o su equivalente geográfico, un niño ateo sumergido en medio de un mar de niños creyentes sería el centro de las burlas y la discriminación por parte de los demás niños. Lo que generaría esto sería un trauma o resentimiento en el niño ateo, lo que podría resultar muy perjudicial.
Y es que algo resulta claro, después de analizar todo esto: adoctrinar a un niño tanto con ideas teístas como ateas resulta parte del mismo problema. Un niño tiene que ser guiado por sus padres y profesores, pero de forma tal que aprenda cosas útiles para su vida presente y futura, pero a la vez, debe desarrollarse en él cierto pensamiento crítico y escéptico. Porque la etapa de creer a ciegas sólo es temporal; sirve de manera exitosa en una etapa temprana de la vida, más no en las etapas siguientes. A partir de cierto momento un niño ya es capaz de crear sus propias ideas, verificar algunas cosas como ciertas o falsas y discriminar entre lo real e irreal. El problema central reside en que esa etapa de creencias a ciegas y falta de crítica se quede en sólo eso: una etapa temprana de la vida, y que no se convierta en un lastre que la persona tenga que llevar toda su vida.
Para lograr esto hace falta un incremento en la cultura general de las sociedades humanas; hace falta dejar de lado paulatinamente ideas irracionales y absurdas como si fueran ciertas; hace falta incrementar la capacidad de crítica y escepticismo desde etapas tempranas de la vida de la persona, y se debe enseñar a las personas a razonar y pensar por sí mismas. El problema en muchas escuelas y universidades es que el método de enseñanza no contribuye a tal tarea; más bien todo lo contrario sucede: se exhorta al niño a aprender de memoria y sin razonar, solo grabarse datos en la memoria y reproducirlos tal y como los ha aprendido. Tal cosa va a generar un decremento en la calidad de vida de los seres humanos, volviendo así al mismo círculo vicioso: ignorancia- discriminación- propagación de ideas mágico/religiosas- eliminación de la razón y el escepticismo –oscurantismo intelectual.
Si no queremos llegar a tal situación, debemos hacer algo para que el cambio sea gradual y de progreso hacia un pensamiento científico y racional generalizado y predominante.
Evolutivamente hablando, el niño ha sido favorecido para comportarse de esta forma. Imaginemos un niño pequeño de hace 50000 años. Su grupo familiar vivía quizás en pequeños asentamientos, y se encontraban expuestos constantemente a los peligros de la naturaleza: depredadores, condiciones climáticas adversas, enfermedades, etc. Bajo tales condiciones, un niño que aprendiera lo que le era enseñado por sus padres u otros miembros adultos de su grupo tribal, le habría permitido probabilidades de sobrevivir mucho más altas que otros individuos que no aprendieran tan fácilmente. Así, el hecho de aprender y creer a ciegas lo que le era enseñado por otras personas, constituía una gran ventaja, que le permitiría sobrevivir y generar descendencia una vez llegado a la etapa reproductiva. Por el contrario, los niños desobedientes y muy escépticos habrían tenido mayores posibilidades de morir, y por lo tanto, no hubieran podido transmitir sus genes a las generaciones siguientes.
Si retrocedemos en el tiempo en la escala evolutiva, veremos que lo mismo sucede con casi todas las especies animales: existe un aprendizaje constante de las crías en base a lo que los adultos les enseñan y en base al comportamiento observado en los demás individuos, sobretodo en aquellos individuos mayores y más exitosos.
La diferencia entre otras especies de animales y el ser humano es que a partir de cierto momento fuimos capaces de transmitir ideas y conceptos a través del lenguaje hablado. Casi a la par que este último fue que nacieron los conceptos mágico-religiosos.
Por esto, el hecho de que los conceptos religiosos irracionales se expandan exitosamente por las poblaciones humanas fue un producto secundario de la capacidad de aprender y la característica, muy ventajosa, de creer cualquier cosa que le fuera enseñada por personas adultas. Así, hoy en día vemos que es un fenómeno ampliamente generalizado.
Pero, ¿en las sociedades actuales cómo debería ser criado un niño, en cuanto a este tipo de pensamiento? Para responder a esta importante pregunta tengamos en cuenta el hecho determinante de que la gran mayoría de personas posee algún tipo de creencia en lo sobrenatural y en lo divino. Millones de niños (y adultos) en cientos de países creen en alguna divinidad. Siendo los conceptos religiosos y sus implicancias tremendamente irracionales e incongruentes con la naturaleza en general, cabría esperar que lo mejor sería criar niños ateos. Sin embargo, la realidad social en la actualidad es mucho más compleja de lo que puede parecer a simple vista.
El problema de criar niños ateos es que dado que millones de niños que estudian en escuelas públicas y privadas han sido enseñados y adoctrinados para creer en Dios o su equivalente geográfico, un niño ateo sumergido en medio de un mar de niños creyentes sería el centro de las burlas y la discriminación por parte de los demás niños. Lo que generaría esto sería un trauma o resentimiento en el niño ateo, lo que podría resultar muy perjudicial.
Y es que algo resulta claro, después de analizar todo esto: adoctrinar a un niño tanto con ideas teístas como ateas resulta parte del mismo problema. Un niño tiene que ser guiado por sus padres y profesores, pero de forma tal que aprenda cosas útiles para su vida presente y futura, pero a la vez, debe desarrollarse en él cierto pensamiento crítico y escéptico. Porque la etapa de creer a ciegas sólo es temporal; sirve de manera exitosa en una etapa temprana de la vida, más no en las etapas siguientes. A partir de cierto momento un niño ya es capaz de crear sus propias ideas, verificar algunas cosas como ciertas o falsas y discriminar entre lo real e irreal. El problema central reside en que esa etapa de creencias a ciegas y falta de crítica se quede en sólo eso: una etapa temprana de la vida, y que no se convierta en un lastre que la persona tenga que llevar toda su vida.
Para lograr esto hace falta un incremento en la cultura general de las sociedades humanas; hace falta dejar de lado paulatinamente ideas irracionales y absurdas como si fueran ciertas; hace falta incrementar la capacidad de crítica y escepticismo desde etapas tempranas de la vida de la persona, y se debe enseñar a las personas a razonar y pensar por sí mismas. El problema en muchas escuelas y universidades es que el método de enseñanza no contribuye a tal tarea; más bien todo lo contrario sucede: se exhorta al niño a aprender de memoria y sin razonar, solo grabarse datos en la memoria y reproducirlos tal y como los ha aprendido. Tal cosa va a generar un decremento en la calidad de vida de los seres humanos, volviendo así al mismo círculo vicioso: ignorancia- discriminación- propagación de ideas mágico/religiosas- eliminación de la razón y el escepticismo –oscurantismo intelectual.
Si no queremos llegar a tal situación, debemos hacer algo para que el cambio sea gradual y de progreso hacia un pensamiento científico y racional generalizado y predominante.
8 comentarios:
este post tuyo particularmente me gusto mucho
saludos
¿Quizá una Utopía?
salu2.
Muy aparte de que la religion sea 'aprendida' de los adultos, creo que la fe religiosa es reforzada por la 'mediocridad humana'. Es decir, muchas personas les resulta más facil creer que un dios nos solucionará las cosas, nos hará mejores personas,... etc, que 'creer' en uno mismo. Aunque, por otro lado, hay gente que ni si quiera cree en su religion, es decir no cree en nadie ni en ellos mismos.
Los religiosos tienden a decir que la religion es importante porque enseña una moral. Epicuro decia que los dioses son seres lejanos, apaticos. Decia que la religion no es mala pero daba a entender que los dioses estaban para servir de modelos a seguir, no para esperar ayuda de ellos. Y volviendo a la premisa, es evidente que la biblia en primer lugar ha sido modificada en su traduccion, segundo, su contexto es la de una sociedad machista y violenta lo que me recuerda a los musulmanes, y tercero es un libro para ser interpretado no para ser entendido literalmente. Lo que realmente daria una buena moral, es leer a filosofos, no a escribas.
Me da risa el viejo mito de "el problema es la educacion" o quizas lo he interpretado mal. Pero si la sociedad es cada vez mas individualista e ignorante no es por falta de conocimiento, sino por falta de moral (a la que solo la filosofia conduce), porque a partir de que sabemos diferenciar lo bueno de lo malo, el niño no necesitara ser dicho que tenga q estudiar etc. Lo hara solo.
Quizás sea una utopía, en cierto modo, realizar lo que he dicho en el artículo, pero me parece una de las posibles soluciones mas sensatas por diversos motivos. Es un tema muy complejo en verdad.
Por otro lado, la ignorancia de la gente en general, según mi parecer, se debe a falta de conocimiento de muchas cosas, ya que esos vacíos intelectuales pueden ser llenados con cualquier cosa por mas irracional que esta sea. De todos modos la moral humana no creo que pueda encontrarse en la filosofía literaria, sino mas bien tiene muchos factores importantes como la formación de casa, la sociedad en la que se vive, y un gran ingrediente que tiene que ver con el comportamiento humano, el cual muestra ciertas tendencias que han sido favorecidas por la selección natural: el altruismo y otros factores.
De todos modos, les agradezco a todos por pasar por el blog.
Saludos
Utopía, porque ojalá fuese así.
Utopía, porque muchos intentarán que no sea así.
salu2.
Creo que antes que nada debo apelar al "Libre albedrío"... siempre he creído que cada persona tiene derecho a creer en lo que desea, y creo que tanto tú Daniel, y todas las personas que comentan, han nacido y crecido bajo el yugo de la religión (sea cristiana, musulmana, la que sea).
Y aún así han logrado formar su propio pensamiento y eso es exactamente lo que le sucede a toda persona, cada quien busca su propia fe, de acuerdo a lo que mejor le acomoda.
regresando a mi infancia... me pregunto ¿me hubiera gustado que la religión desapareciera?... y la respuesta definitiva es "No"... creo realmente que la religión (No extrema) es beneficiosa para un niño, le da límites y porsupuesto hace un poco más tranquila su vida.
particularme a mí me gusto escuchar sobre religión hasta segundo de secundaria... en donde me empezó a parecer redundante y falto de consistencia, por eso, por mi cuenta empecé a tomar mi religión como una simple mitología.
Los adultos creo que pueden soportar lo que conlleva ser Ateo, pero un niño nunca estará listo para eso.
Saludos amor.
PD: Creo que a nuestros futuros hijos, les ayudará mucho tener a una Ateo como papá y a una mística como mamá. porque así tendrán dos caminos para elegir =)
Sí, y sobretodo porque, según mi parecer, el panorama que van a tener será más amplio. A pesar que tenemos ideas diferentes en algunos aspectos, somos razonables y nos respetamos mutuamente. De todos modos, ambos nos entendemos y podemos sostener conversaciones acerca de estos temas sin problema alguno.
Yo pienso que para conocer el pensamiento de la gente en general y algunas cuestiones científicas, hace falta conocer ambos lados, y así, la experiencia puede ser muy enriquecedora. De todos modos, ni tu ni yo somos extremistas ni fanáticos en nuestras respectivas ideologías, amor.
Te amo mucho.
El problema de las instituciones educativas, aún las que educan bajo el título de instituciones laicas, es que son administradas por grupos religiosos muy poderosos, intelectualmente pobres pero socialmente y economicamente muy favorecidos. Y marcan el rumbo de la sociedad.
Abraxas
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